PARANINFO
Felicitaciones a todos los que han formado parte de la gran familia politecnista en estos 50 años de fructífera labor.
Cuando escribo este paraninfo faltan dos semanas para otro evento electoral en el país. Dentro de tres domingos estaremos acudiendo a las máquinas para pulsar en el rostro de quien queremos sea el próximo Presidente de la República. Derecho de ejercicio democrático al cual ya nos hemos acostumbrado por la cantidad de veces que lo hemos ejercido. Dos candidatos se disputan el cargo. Uno, el actual primer magistrado, aspira a ser relecto por tercera vez, el otro aglutina a toda la oposición democrática. El 7 de octubre uno de ellos será el ungido por la voluntad popular. Visto así, de forma simple, no tendría nada de trascendental. Pero hay mucho más en juego.
En esta oportunidad y de acuerdo a muchos analistas políticos y entendidos en la materia, tanto nacionales como internacionales, este será un evento trascendental, una especie de punto de inflexión en la vida democrática de nuestro país. Nos estaremos jugando, posiblemente, el destino de la República. Decidiremos entre una tendencia que trata de imponernos un régimen político auto denominado socialista y revolucionario, que no esta en nuestra carta magna, y que dada la experiencia de estos catorce años del militar golpista no presagia nada bueno, todo lo contrario, profundizar en la destrucción del país, de sus instituciones, de las libertades ciudadanas, de la democracia tal como la conocemos hasta hoy. El modelo que nos propone como ejemplo es acercarnos cada vez más al régimen fracasado de la Cuba comunista. El otro candidato, el de la unidad democrática, el Dr. Henrique Capriles Radonsky, nos propone un camino para ser transitado por todos, juntos, sin exclusiones de ningún género, en busca de una mejor Venezuela. De un país unido, de trabajo, de posibilidades por igual para todos, de concordia, de tolerancia, de respeto. Nos promete como ejemplos el desarrollo logrado por muchas de las grandes democracias del mundo, entre ellas el de nuestro vecino el gigante Brasilero.
Y la suerte ya esta echada. La calle, el pueblo en la calle, lo grita ahora sin miedo: “Se ve, se siente, Capriles Presidente”. Y es que hasta las encuestas, que inicialmente decían otra cosa, muchas de ellas un tanto amañadas, ya apuntan claramente que el triunfo en la contienda electoral del 7 de octubre será para Capriles, para el flaco como cariñosamente se le ha dado en llamar.
La campaña electoral desarrollada por el candidato Capriles ha sido quizás la de mayor intensidad jamás vista en el país. Comenzó ganando su nominación en una contienda entre pares, con participación abierta de la población en las denominadas primarias. No hubo escogencia a dedo ni en cogollos. Siguió con el gran logro, que parecía imposible, de la unificación de todos las fuerzas políticas democráticas del país, de la sociedad civil organizada, aglutinando a su alrededor a todos los sectores de la sociedad venezolana. A los jóvenes y adultos mayores, hombres y mujeres. A gente del campo y de las ciudades. De toda las clases sociales. Tocó casa por casa, sintió de cerca las inquietudes de las grandes mayorías que le habrían sus puertas. Luego fue, y sigue yendo, a todos lo pueblos de la geografía nacional, palpando la realidad del país que va a encontrar después de este desastre de gobierno. Y para que no haya dudas de la seguridad de su triunfo, ya anunció las medidas a tomar en sus primeros cien días de gobierno. Confiamos en su experiencia exitosa lograda como parlamentario, alcalde y gobernador.
Sólo nos queda esperar estos pocos días que nos separan del gran evento. Estar prestos a salir a votar, sin miedo alguno, a cuidar esos votos, a que se respete la voluntad del pueblo que se expresará en esas máquinas y a cobrar civilizadamente la gran victoria. Y a partir del 8 de octubre comenzar a poner nuestro granito de arena en la construcción del país que nos merecemos y que se nos venía arrebatando.