En política, siempre los tránsfugas, como es el caso de Didalco Bolívar, quieren ser peores que el Diablo y, por lo tanto, de ellos se puede esperar propuestas y acciones extremistas.
Al formular esta declaración el profesor Armando Prado, coordinador de medios de la Mesa de la Unidad Democrática en el estado Lara, señaló que si se toma al pie de la letra el contenido de la expresión “abolir”, utilizada por el ex gobernador de Aragua y hoy vocero del Gran Polo Patriótico, está pidiendo al Tribunal Supremo de Justicia en general y a la Sala Constitucional, específicamente, que elimine la Asamblea Nacional, violando la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Esto significaría un desconocimiento a la voluntad mayoritaria de la población electoral, que el pasado 6 de diciembre de 2015 decidió darle su apoyo a los candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática. Este es un proceso normal en una democracia, donde una fuerza puede ser sustituida por otra, porque precisamente la consulta electoral mide la aceptación o rechazo a una gestión..
Ahora bien, si lo que Bolívar trata de que esta Asamblea Nacional sea sustituida por una nueva mediante otro proceso electoral, también sería un ex abrupto, porque los actuales diputados apenas tienen seis meses en el ejercicio de sus funciones y han actuado apegados al texto constitucional, motivo por el cual todas sus actuaciones han sido de carácter legal.
Concretamente, el caso de Bolívar hay que verlo como un tránsfuga, que como tal quiere ser mucho más extremista que los propios chavistas y, por tanto, busca hacerse sentir dentro del Gran Polo Patriótico, ya que si actuara como un dirigente natural del Partido Socialista Unido de Venezuela o de cualquier otro movimiento que está identificado con la corriente Chávez-Maduro, sus declaraciones tenían que obedecer a un lineamiento político.
Didalco Bolívar, natural de Coro, se trasladó a Maracay para estudiar Ciencias Sociales en el Pedagógico de esa ciudad. Se integró al MAS y resultó electo concejal por el municipio Santiago Mariño. Fue diputado a la Asamblea Legislativa de Aragua y Senador de la República. Se desempeñó como secretario general de la gobernación de aquel estado cuando el gobernador era Carlos Tablante y una vez que éste dejó el poder, fue electo mandatario regional. Se pasó al chavismo y luego a la oposición. Se exiló en el Perú y regresó una vez como chavista.
Pero, los tránsfugas han demostrado a través de la historia que no pueden ser personas normales y, por lo tanto, se van a los extremos. Ahí lo tenemos con una propuesta que lo ha dejado muy mal parado.