Tres candidatos, posibles seguidores de Cristo, se cruzaron con El durante un viaje camino a Jerusalén (Lc. 9, 51-62).
El primero se acerca al Maestro para ofrecérsele como seguidor suyo: “Te seguiré dondequiera que vayas”, le dijo a Jesús. Y el Señor le informa de una de las condiciones que tendrá que afrontar: no hay seguridades terrenas. Al Jesús advertirle: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”, le hace ver que hasta los animales tienen un sitio donde estar, pero El no tiene un sitio para dormir. Su hogar de Nazaret ya lo había dejado. Ahora, durante su predicación, vivía a la intemperie o como huésped de alguien.
El Señor está advirtiendo que quien quiera seguirlo no debe importarle que ese camino de seguimiento se pueda volver incómodo y difícil.
Al segundo candidato Jesús es quien le pide que le siga y éste le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. La respuesta de Jesús es fuerte: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú, ve y anuncia el Reino de Dios”.
No significa que éste quisiera simplemente ocuparse del entierro de su padre, sino que deseaba estar con su padre mientras viviera. En todo caso, la respuesta del Señor indica que cuando El llama, desea que se le responda de inmediato, sin retrasos.
Porque… ¿qué significa amar a Dios sobre todas las cosas? Significa ponerlo a El primero que todo y también primero que todos.
Con relación a eso de que los muertos entierren a sus muertos, Jesús pareciera referirse a los “muertos” espiritualmente, a los que no están en gracia, porque no siguen debidamente el mensaje de salvación que El nos vino a traer.
El tercer candidato es probable que ya haya sido seguidor de Jesús, y que le haya pedido autorización para volver por un tiempo a su familia: “Te seguiré, Señor, pero déjame primero despedirme de mi familia”. La respuesta de Jesús se refiere a la inconstancia: “El que empuña el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios”.
¡Cuánta falta de perseverancia en el servicio a Dios! ¡Cuántas marchas y contra-marchas! Para seguir a Cristo hay que tener, como decía Santa Teresa de Jesús, “una determinada determinación”, que es lo mismo que decir: “una decidida decisión”. Porque vienen los momentos de decaimiento, desaliento, incomprensiones y persecuciones, además de tentaciones. Y -ya lo dice el Señor a este tercer candidato- hay que saber que no hay vuelta a atrás. Hay que seguir adelante. “¡Más hubiera valido no empezar!”, también exclama Santa Teresa.
Si bien todo esto se aplica muy especialmente a los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas, a las demás personas que formamos parte de los seguidores de Cristo, también se nos pueden presentar momentos decisivos. Y es en esos momentos cuando es necesario tener perseverancia. A veces hasta habría que renunciar a comodidades, seguridades, bienes materiales, realizaciones personales, preferencias familiares -todas cosas lícitas- pero que el Señor quiere que dejemos de lado para seguirlo como El nos pide. ¿Estamos listos?
¿ Dios nos obliga a hacer su Voluntad?