Gareth Bale solo por el costado izquierdo. El talismán de Gales no iba a desperdiciar la oportunidad para dar el golpe de gracia ante Irlanda del Norte: un centro envenado que acabó en el autogol de Gareth McAuley.
Esa jugada a los 75 minutos fue lo que empujó a Gales a una victoria el sábado por 1-0 que le instaló en los cuartos de final de la Eurocopa.
Hasta ese momento, Bale había gravitado poco. Un tiro libre suyo a los 58 había sido el único remate a puerta de los galeses, uno que el arquero norirlandés Michael McGovern rechazó con los puños, negándole al astro del Real Madrid el que hubiera sido su tercer gol del torneo por esa vía
Su siguiente intervención decantó un partido que rayó en la monotonía y de pobre calidad técnica, uno que departió más colorido por el entusiasmo de las aficiones en las tribunas que en la grama del Parc des Princes de París.
La jugada fue concebida por Aaron Ramsey, el volante del Arsenal que es el otro jugador de relieve que tienen los galeses. Tras recibir de su compañero, Bale se embaló por el sector izquierdo y sirvió de zurda un balón con la intención de que su compañero Hal Robson-Kanu empalmase. Pero su marcador McAuley se adelantó con la pierna derecha, batiendo a McGovern.
Su Gales disputará el próximo viernes los cuartos de final de un torneo grande por primera vez desde la Copa del Mundo de 1958, cuando fue eliminado 1-0 por el Brasil de Pelé. Su rival saldrá del ganador del choque Bélgica-Hungría, que el domingo se miden en Tolosa.
Este derbi de selecciones británicas —ambas debutantes en el campeonato europeo— se disputó al final de una agitada semana en el Reino Unido, luego que la opción de abandonar la Unión Europa se impuso en un referéndum.
Aunque cedió la posesión, Irlanda del Norte fue más peligrosa, con un remate de Stuart Dallas que el arquero gales Wayne Hennesey rechazó con lo justo. Hennesey también tuvo que exigirse para manotear afuera un disparo de Jamie Ward.
Tras el descanso, Gales encontró más lucidez en su ataque, con Bale y Ramsey llevando la batuta ante el tenaz entramado defensivo norirlandés, uno que se derrumbó con autogol, y luego se quedaron sin tiempo para poder reaccionar.