Pese a las ausencias claves en la mitad del campo de Arturo Vidal y Marcelo Díaz, Chile pasó por encima de una impotente Colombia y sigue a pie firme en busca de revalidar el título de campeón de la Copa América, ante una Argentina decidida a tomar revancha de la final de 2015.
Chilenos y argentinos, protagonistas de la anterior final del torneo, cruzarán armas el domingo en Nueva York, en un duelo de pronósticos reservados dado el buen fútbol que han desplegado hasta la fecha ambas selecciones.
En semifinales, La Roja dirigida por el argentino Juan Antonio Pizzi superó a Colombia 2-0 en Chicago, y la Albiceleste de su compatriota Gerardo ‘Tata’ Martino goleó 4-0 a Estados Unidos en Houston. Pizzi revalidó la actuación de su compatriota y maestro Jorge Sampaoli, quien en la edición anterior en Chile condujo al seleccionado local al primer título de su historia en el torneo continental.
Confeso admirador de los métodos de Sampaoli, el ‘Macanudo’ Pizzi se limitó a darle forma a la arcilla modelada por su coterráneo, con el añadido de que en vez de descansar el peso del equipo en sus líderes naturales -Arturo Vidal, Alexis Sánchez y Claudio Bravo-, ha creado una mentalidad grupal que hace a Chile menos dependiente de sus héroes y más peligroso.
Sin Vidal y otro referente en el mediocampo como Marcelo Díaz, Pizzi acomodó sus piezas para derrotar a Colombia en un partido que se definió en los primeros 10 minutos por goles chilenos de Charles Aránguiz (6) y José Fuenzalida (10).
El Rey Arturo cumplió una suspensión de un partido por acumulación de tarjetas amarillas, y el ‘Chelo’ Díaz no se pudo recuperar a tiempo de la lesión isquiotibial sufrida en los cuartos de final contra México.
Ante esta situación, fueron Alexis y Bravo los que se echaron el equipo al hombro para seguir al pie de la letra el plan táctico de Pizzi: controlar el balón, ganar las espaldas de los defensores rivales con ataques por las bandas, y cortar la salida de Colombia por los laterales.
“Cuando cerramos las salidas por las bandas de (Juan) Cuadrado y (Santiago) Arias frenamos un poco a Colombia”, reveló Pizzi. “Una vez controlado eso, empezamos a tener de nuevo más solidez”. “Llegamos a esta final en muy buen nivel. Fuertes, y con mentalidad ganadora. Esa es la principal virtud de este equipo”, reconoció Pizzi.
Mediocampo preciso
Aunque las estadísticas del partido son engañosas, los números muestran que Chile tuvo un 52,7% de posesión del balón y de ahí que pudiera imponer su esquema, ofensivo al principio, defensivo por momentos, y dual en la mayor parte.
Los de Pizzi realizaron sólo nueve tiros amenazantes a la puerta defendida por David Ospina, mientras Colombia realizó 16, la mayoría en una desesperada segunda mitad, jugada luego de una pausa de dos horas y medio a causa de una tormenta eléctrica y fuertes lluvias en el área de Chicago.
Pese a la presión colombiana, Chile mostró equilibrio al conseguir 390 pases con un 78% de efectividad, cifra que sin Vidal, el cerebro del medio campo, no deja de ser notable.
Su retaguardia de Mauricio Isla, Gary Medel y Gonzalo Jara, se las arreglaron para minimizar los daños de James Rodríguez, quien por momentos se vio como un cruzado solitario dada la mala noche de Cuadrado y el poco acierto de Arias.
A estas alturas, las conclusiones que debe sacar el ‘Tata’ Martino es que necesita a su mejor Leo Messi para quebrar el espinazo de Chile en el mediocampo, tarea de titanes si tomamos en cuenta la presencia de Vidal.
Pero no debe perder de vista a un jugador que ha saltado del anonimato a la titularidad con cintillos de héroe: José Pedro Fuenzalida, autor del pase que dio el primer gol y ejecutor del segundo tanto, que a la larga resultó una lápida muy pesada para Colombia.