«Puedes continuar para terminar la carrera y las piernas te dolerán por una semana o puedes renunciar y tu mente te dolerá por toda la vida». Mark Allen
Dicen las crónicas que, hace muy pocos años, se celebró una competencia a remo entre dos equipos de organizaciones del mismo ramo, una japonesa y la otra venezolana. Tras dar la salida los remeros japoneses imprimieron un fuerte ritmo empezando a destacarse claramente de los remeros venezolanos. En la meta, la ventaja del equipo oriental acabó siendo de una hora. La dirección de la organización venezolana se reunió entonces para analizar las causas de tan bochornosa actuación, llegando a la siguiente conclusión:
«Se ha podido observar que en el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros, mientras que en el equipo venezolano había un remero y diez jefes de equipo, por lo que el año próximo se adoptarán las medidas adecuadas».
Al año siguiente se repitió la competencia y, nuevamente, el equipo japonés empezó a destacarse desde la primera remada; esta vez la ventaja obtenida fue de dos horas y media sobre los venezolanos. La dirección volvió a reunirse, tras el fracaso de la gerencia, para estudiar lo sucedido y vieron que ese año el equipo japonés de nuevo se compuso de un jefe de equipo y diez remeros, mientras que el venezolano, tras las eficaces medidas adoptadas el año anterior, se componían de un jefe de equipo, dos asesores de gerencia, siete jefes de sección y un remero. Tras un minucioso análisis, se llegó a la siguiente conclusión: «El remero es incompetente».
Un año más tarde, como no podía ser diferente, el equipo japonés escapó nada más al darse la salida. La embarcación venezolana, que aquel año se había encargado al departamento de nuevas tecnologías, llegó con cuatro horas de retraso. Tras la regata, y a fin de evaluar los resultados, se celebró una reunión de alto nivel en la cuarta planta del edificio central, llegándose a la siguiente conclusión:
Este año, el equipo nipón optó una vez más por una tripulación tradicional, formada por un jefe de equipo y diez remeros. El venezolano, tras una auditoría externa y el asesoramiento especial del departamento de organización, optó por una formación mucho más vanguardista, que se compuso por un jefe de equipo, tres jefes de sección con pago extra por productividad, dos auditores externos, y cuatro vigilantes de seguridad que no le quitaban el ojo al único remero, al que habían amonestado y castigado quitándole todos los incentivos por el fracaso registrado el año anterior.»
Tras varias horas de reuniones, se acordó que «en la regata próxima,el remero sería de contratación externa, toda vez que a partir de la vigésimo quinta milla marina se ha venido observando cierta dejadez en el remero de plantilla, actitud que rozó la flojera extrema en la línea de meta».
Definitivamente, usted ¿qué piensa?
Gracias a Freddy Arráez