El papa Francisco dijo el lunes a miles de empleados y diplomáticos de la ONU que es una «extraña paradoja» que la comida no pueda llegar a aquellos que sufren por la guerra, pero en cambio las armas sí llegan.
El pontífice visitó por primera vez las oficinas del Programa Mundial de Alimentos, la agencia de Naciones Unidas que provee ayuda a 80 millones de personas en unos 80 países en el mundo. El papa frecuentemente busca atraer la atención hacia los refugiados, los pobres y los hambrientos y ha hecho de la seguridad alimenticia una de las piedras angulares de su papado. Anteriormente visitó la FAO, la agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura y organización hermana del PMA.
Francisco dijo que mientras la ayuda muchas veces es obstruida, las armas son traficadas libremente. «Como resultado, se alimentan las guerras, no a las personas. En algunos casos el hambre misma es usada como arma de guerra», dijo.
El papa también lamentó la velocidad y el volumen de información en el mundo de hoy ha lastimado a muchas personas necesitadas. Francisco dijo que como la pobreza no tiene un rostro «corremos el riesgo de burocratizar el sufrimiento de otros».
Agregó que también existe otra paradoja: que el hambre persiste pese a que hay alimentos y desperdicio en todo el mundo.
El mensaje llega unos días después de que el Programa Mundial de Alimentos anunció que por primera vez desde 2012 logró entregar provisiones en el pueblo sirio de Daraya, un suburbio de Damasco, después de recibir la aprobación del gobierno sirio. Un convoy con nueve camiones incluía lentejas, arroz, frijoles, cereal, sal, azúcar y harina de trigo suficiente para alimentar un mes a las 4.000 personas que viven ahí.
El PMA dijo que la aprobación del gobierno le ha permitido planear llevar más camiones con ayuda a 19 poblaciones sitiadas.