El diálogo es la práctica más conveniente para que los seres humanos nos entendamos. Por principio natural, creo y practico el diálogo en mi vida personal, familiar y social. En un país democrático, el diálogo debe ser práctica de todos los días. Si no hay diálogo no hay posibilidad de progreso y diría más, no hay posibilidad de vida. Las guerras y la violencia se han dado en la historia humana, cuando la posibilidad de dialogar se ha cerrado. Pues bien, debo afirmarcon absoluta responsabilidadque,lamentablemente, con el actual régimen venezolano no existe posibilidad de diálogo alguno. Imposible dialogar con quien es violento, basta ver lo que ocurrió el lunes 6 en la Alcadía de Iribarren. Además se engaña, insulta a propios y extraños, agrede a la población con la indiferencia ante la escasez de medicinas y alimentos sin importarle la vida de sus semejantes, negando la entrada a Venezuela de la ayuda ofrecida desde el exterior. Para el régimen que preside Maduro sólo importa su propósito de mantenerse en el poder. Eso era sabido hace tiempo. Insulza lo sabía y se hizo el ciego. Almagro lo ha sacado a la luz pública.
Supongo sincero el esfuerzo de los expresidentes Rodríguez Zapatero, Fernández y Torrijo, de promover un diálogo en Venezuela entre las dos partes encontradas en el mundo político. Si pudiera, les diría, no se molesten, no pierdan el tiempo, no engañen a los venezolanos ni se engañen a sí mismos, es más, la mayoría de los venezolanos no quiere ese diálogo, es imposible dialogar con Maduro y sus adláteres, no son de fiar, con ellos nunca será sincero un diálogo. Ellos lo que desean es ganar tiempo para continuar sus fechorías. Son astutos en el “arte” de manipular y hacer creer una cosa cuando están practicando otra. Los venezolanos demócratas ya los conocemos. Yo, personalmente, nunca me engañé, pero muchos creyeron que serían hombres de principios que honrarían su palabra y no lo son. Creo, además, que el mundo entero ya los conoció también. Almagro ha dado en el clavo y su planteamiento certero, se debe al conocimiento que de ellos tiene.
Lo mejor sería que Rodríguez Zapatero, Fernández y Torrijos se unieran a Almagro para lograr el referendo revocatorio este mismo año, para lograr convencer al régimen de liberar los presos políticos sin condiciones, de respetar los derechos humanos, de respetar la institucionalidad, resguardando las facultades y derechos de la Asamblea Nacional, opuesta al gobierno, de permitir la ayuda internacional ante la necesidad de medicinas y alimentos. Zapatero vio la valentía de Leopoldo López en Ramo Verde, debe haber visto las agresiones a María Corina Machado, sabrá de Antonio Ledezma y su prisión domiciliaria, sabrá de las arbitrariedades y las agresiones contra la prensa, habrá oído a Capriles y a Chúo. Todo eso es más que suficiente para aplicar la Carta Democrática Interamericana. El diálogo ya no es posible.
