60 días hábiles, lo que representa casi tres meses sin clases tienen los 3.500 estudiantes del Colegio Universitario Fermín Toro (CUFT) en Barquisimeto.
La principal razón: los profesores están en asambleas permanentes, porque no hay acuerdos con el patrono sobre el aumento de salario.
Cuando inició el conflicto, los docentes accedieron a dar clases en un horario “crítico”, los alumnos estuvieron en las aulas hasta la mitad del primer corte, pero en vista que el patrono no accedía a las peticiones salariales de los docentes, se paralizaron.
Actualmente, la hora de clases es remunerada en 36 bolívares, una quincena puede variar entre 2.500 y 3.000 bolívares. Muy por debajo del sueldo mínimo.
Así les afecta la crisis
Jennifer Aponte, del sindicato de profesores del CUFT, aseguró que la gota que derramó el vaso fue la suspensión del salario a los profesores alegando que están en “huelga” y por lo tanto cometen una acción ilegal. El último salario percibido fue en la primera quincena de abril.
Además el sindicato no ha percibido el porcentaje que le corresponde para sus gastos operativos, por lo que se han visto en la necesidad de vender café en las afueras de la institución a modo de colectar fondos. Por un vaso pequeño de café perciben la ganancia de dos horas de clases.
-Estamos pagando un asesor jurídico que nos representa en la discusión del contrato colectivo, y eso también genera gastos. No tenemos otra opción, la necesidad y la crisis nos obliga a continuar con acciones insuflase para mantener nuestros hogares.
Las cláusulas económicas de dicho contrato comenzaron a discutirse en diciembre de 2015. Según Aponte, el patrono ofreció duplicar el valor de la hora de clases; sin embargo, “no representa un aumento significativo por la actual crisis inflacionaria”.
Algunos docentes se abstienen de acudir a la sede por los gastos en pasaje. Lo mismo pasa con los alumnos quienes a inicio de conflicto acudían a la sede a modo de ejercer presión para recibir clases, pero según Manuel Vargas, vocero estudiantil del CUFT, muchos han desistido por los gastos que acarrean y prefieren buscar actividades que generen ganancias.
-Varios alumnos se han ido, otros quieren retirarse, pero para retirar los documentos originales, la universidad exige el pago del semestre, aún sin haber visto clases, apuntó Vargas.
Señaló que la universidad no les ofrece información de primera mano sino que se enteran por terceros. El subdirector les ha manifestado no tener respuesta ante su solicitud de la vuelta a clases y el director dice que no puede tomar decisiones. Tampoco se les ha permitido reunirse con el dueño del colegio universitario.
-Nos da a entender que la universidad sólo es un negocio, a los dueños no les importa la calidad de la educación sino que paguemos las cuotas a tiempo.
En las redes sociales los universitarios conformaron grupos informativos, que pasaron a ser una suerte de buzón de quejas, todos están molestos por la falta de acuerdos entre profesor y patrono, y lo único que exigen es el regreso a las aulas.
El semestre estaba pautado que finalizara el 22 de julio, sin embargo no han realizado la primera evaluación. Alumnos esperan la intermediación de la Sundde y profesores de la Inspectoría del Trabajo.