Las imágenes y los colores se fusionan para expresar de manera sublime el arte de la moda, esto gracias al talento del barquisimetano Amilcar Lusinchi, quien se ha dedicado a captar de forma creativa las últimas tendencias de la moda a través del lenguaje fotográfico.
Este artista de las cámaras inició su carrera a finales de 2013; sin embargo cuenta que su pasión se desarrolló mucho antes. Se dedicaba a tomar fotografías durante sus viajes por el mundo, fue entonces cuando un familiar y unos amigos le hicieron la propuesta de tomar este hábito como un trabajo profesional.
Realizó varios estudios para profundizar en el arte, tomó clases de fotografía a nivel técnico en el Centro Internacional de Fotografía y Cine, EFTI, en Madrid. Posteriormente, paseó por varios estudios fotográficos y de moda, para más adelante dedicarse a pruebas de ensayo y error, tomándolo como una forma autodidacta y genuina con el fin de autoevaluar sus capacidades como profesional.
El fotógrafo expresó que su mayor interés se inclina hacia la fotografía de moda. “A diferencia de la concepción que se puede tener del mundo de la moda, que es muy diferente a la fotografía como medio de expresión en sí, lo que me llama la atención es que es la más maleable de todas, se pueden tomar varios estilos y adaptarlos a las tendencias. Permite realizar fotografías conceptuales, abstractas, reportajes, entre otros tipos, con los diferentes elementos que se puedan usar, en este caso, prendas de ropa y modelos. Por ser periodista siento una necesidad de contar historias y adatarlas con imágenes”.
Sin embargo, también explora otras áreas, realiza trabajos personales durante viajes de corto tiempo. Escoge un tema y trata de desarrollarlo de la mejor manera posible. “Cuando tienes un proyecto personal requiere de mucho tiempo de preparación, se necesita una elaboración de concepto la cual puede evolucionar al fotografiar”. Lusinchi hace fotografías triviales de temas ajenos a la moda, como arquitectura, automóviles, capta líneas de ciudades y personas, sin un principio estético comercial.
En cuanto a la forma de determinar su trabajo comentó: “trato de ver mi trabajo de una forma muy objetiva, mantenerme al margen del resultado final, me emociono con lo que hago, sin embargo comienzo a evaluar los proyectos que siguen, por eso considero que los más destacados son los más recientes. No pienso que es lo más importante de lo que hago sino que será lo más resaltante de lo que pienso hacer”. Añadió que el “arte debe ser sentido”. Su éxito radica en que siempre está buscando crecer.
Para el joven la fotografía es un medio de expresión, que no es particularmente objetivo, porque los fotógrafos están en la capacidad de crear imágenes desde su propia perspectiva. “Es una forma de expresarme sobre como yo veo el mundo, cada uno de los que está en este medio hace lo mismo. La fotografía es enseñar y contar”, indicó.
Esta capacidad, como cualquier otra, tiene sus dificultades, para Lusinchi el fracaso ha sido una de las experiencias más difíciles de afrontar. Asegura: “Durante el proceso de aprendizaje uno de mis retos fue lidiar con el fracaso, no por ser una razón de desmotivación sino porque cuando se crea arte es muy difícil no poner pasión y toda energía vital a lo que se hace, por eso si el resultado no es el esperado y tienes expectativas las cuales no son superadas puede que afecte, no es fácil afrontar todas esas emociones juntas, porque aunque hay un equipo de trabajo, el fotógrafo es el que dirige todo”, confesó.
Asimismo indicó: “Fracasar es tan importante como hacer el mismo arte en sí, porque el arte verdadero surge de los fracasos. Ese es el primer paso de algo que se puede convertir en revolucionario o de una idea brillante con un resultado inesperado. Yo he logrado resolver con la planificación, de esto depende el 80 por ciento del éxito de una sesión fotográfica, requiere buscar referencias, plantear bien la idea, escoger al modelo, seleccionar bien el maquillaje, estudiar la iluminación y ver el estudio”, puntualizó.
Él ejecuta dos etapas, una en la que hace un ensayo con iluminación y otra donde se realizan las fotos con el modelo. La finalidad es minimizar el margen de error, ya que alega que cuando se conocen los detalles técnicos es más fácil poner en práctica la creatividad.
Cuenta que no solo se dedica a la fotografía, la escritura también es una de sus pasiones, tuvo la oportunidad de redactar un libro que se publicó en un par de países, siente atracción por la música, por lo tanto es notorio que generalmente sus composiciones evoquen al rock.
Tiene planificado realizar un viaje a Europa del este para documentar, bajo el enfoque de la moda, la sociedad y la gente de esta parte del continente. Su finalidad es vender un estilo de vida junto con las prendas mediante una intención reporteril.
Para los trabajos requiere de un personal clave conformado por aproximadamente entre cuatro y siete personas que incluye: maquillador, estilista, un ayudante y un editor fotográfico. Puede aumentar el número dependiendo del nivel de producción.
Este es un artista de lo simple, su finalidad es que la ropa se pueda observar con buena estética además de favorecer a los modelos.
Los ángulos y el tipo de iluminación depende de la historia que cuente.
Entre sus metas está profundizar más artísticamente, seguir explorando el universo fotográfico. Le recomienda a los fotógrafos noveles: “que se llenen de paciencia, que amen su trabajo, que lo sientan, hay que vivirlo, es fundamental estudiar la técnica y los códigos del arte para luego romperlos y darles un estilo propio”.
“Todo fotógrafo debe siempre mantener la disciplina, ponerle amor a lo que hace y constancia al trabajo”, indicó Lusinchi
Entre sus inspiradores están Richard Avedon, William Egglestone, Irving Penn, Helmut Newton, Mario Testino y Steven Meisel.
