La evolución política, social y cultural ha girado siempre en torno a
la relación entre la autoridad y la libertad. Por eso el fin de la
actividad política es la libertad del ser humano. De allí que el
derecho a la libertad viene a presidir los demás derechos
fundamentales, así como la obligación del Estado de garantizarlos
jurídicamente.
Las dos vertientes, poder y autoridad confluyen y se materializan en
el ejercicio de la libertad individual y la búsqueda de lo que es
bueno para la sociedad.
Esto explica que en 1679 el Parlamento inglés dicte la Ley de
Declaración de Derechos, el más importante documento constitucional,
ya con anterioridad en 1679 había aprobado el Habeas Corpus, para
proteger a las personas de los arrestos y detenciones arbitrarias del
Monarca, obligándolo a ponerlos inmediatamente en libertad o ponerlos
a disposición de la Justicia si era el caso. El pensamiento
político/jurídico inglés es la base del constitucionalismo moderno:
legislar, gobernar y sancionar, respeto de los derechos fundamentales
(Ley de la Tierra) y sometimiento de todos los individuos a la
Constitución y a la ley.
Por su parte la Revolución francesa en 1789 invoca como principios
inspiradores y fundamentales, propios de todos los ciudadanos
Libertad, Igualdad, Fraternidad. Se produce la destitución de la
monarquía y la sustitución por la República. Se separan las tres
funciones de gobierno y se somete a todos al imperio de la Ley. Esto
es lo que conocemos como Estado de Derecho.
Es necesario recordar a Kant en su texto la Paz Perfecta (año 1795)
cuyo mensaje se resume así: La única forma que habría en el mundo de
lograr la paz perfecta es si se respetan los derechos de todos los
seres humanos, por eso cuando se viola el derecho de una sola persona
esto produce consecuencias en todos los hombres.” Aquí ubicamos la
universalidad de los derechos humanos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, surgen los primeros Tratados de
Derechos Humanos y se consagra en ellos la universalidad, la
progresividad, la protección a través de organismos especializados
primero en Europa y más adelante en América y África. Todo este largo
devenir da origen a la constitucionalización de los derechos humanos.
El principio de supremacía constitucional debe ser la guía del nuevo
Gobierno, la ética pública y reconocer y preservar el poder político a
través del Derecho. El reto de Henrique Capriles es ampliar el Estado
Social y devolverle la libertad a cada ciudadano.
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