El pueblo del llano fue testigo del llanto reprimido, cristalizado en lágrimas del presidente de la República, Hugo Chávez, cuando terminó su intervención pública y vio que su audiencia no le creía las nuevas promesas que estaba formulando como parte de su campaña electoral.
El pueblo es “amansaguapos” de los gobernantes, a quienes hace llorar, cuando se les ha dado períodos suficientes para que cumplan su trabajo y pierden los años en politiquería, engaños e insultos, dijo el profesor Pedro Pablo Alcántara, dirigente nacional de Un Nuevo Tiempo, al referirse al último acto público del presidente de la República en Apure.
Ya Chávez no tiene poder de convocatoria y sus mitines son portátiles, por cuanto su comando de campaña tiene que estar acarreando gente de diversas partes para llenar los espacios, siendo frecuente la contratación de autobuses para movilizar a los que todavía tienen que ponerse una camisa o una franela roja para seguir prestando sus servicios en la administración pública o beneficiario de algún programa asistencial.
Ha sido una epopeya en la historia política venezolana la campaña realizada por Henrique Capriles Radonski, quien a pesar del derroche de los dineros públicos y los recursos del Estado por parte del candidato permanente de la reelección, ha venido recorriendo casi doscientas poblaciones, habiendo recibido el apoyo entusiasta de la gente que quiere un cambio porque está cansado de este gobierno arbitrario, militarista, corrupto, indolente e incompente.
Lo ocurrido en Apure es un cuadro vivo de la novela de don Rómulo Gallegos, Doña Bábara, donde el pueblo cifra sus esperanzas en un nuevo Santos Luzardo que encarna Capriles Randoski y el régimen de Chávez, rodeado de Mujiquitas; o en otras palabras, entre la civilización y la barbarie, porque el actual jefe del gobierno nos lleva, de retroceso, al pasado donde la ley la impone él, apartando la Constitución y las normativas legales existentes.
Este es un pueblo muy inteligente y aparta a los gobernantes que han tenido tiempo y recursos abundantes para hacer obras, pero, han demostrado incapacidad total y, además, dejado que la corrupción arrope su gestión.
Así como Santos Luzardo encarnaba al ser educado y apegado a la ley, Capriles Radonski ha dicho que su principal objetivo es que la educación sea de calidad y los venezolanos tengamos un nivel de vida, gracias al trabajo y al esfuerzo de todos.
Foto: Elías Rodríguez