Confianza
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“Justifica tus limitaciones y realmente las tendrás”. Richard Bach.
El cielo es nuestro límite. El horizonte es el muroa superar. Venezuela dispone del talento necesario para vencer las borrascas que aparecen en épocas que parecen ser manejadas por seres que se publicitan como superdotados y generalmente: “Tienen los pies de barro”.
Desde siempre los venezolanos hemos sabido vencer las turbulencias y salir airosos; cuando todo ha parecido haber estado perdido, nuestro espíritu libertario, democrático y trabajador, se ha impuesto.
Tenemos el deber de ejercer el derecho de hacer un inventario de nuestras posibilidades individuales, valorarlas y cuantificarlas para después, parafraseando a “El Poder de Uno,” agrupar a quienes comparten nuestra manera de pensar; activarnos sumando esfuerzos en pos de la salvación de la república.
Existen infinidad de alternativas y de recursos pacíficos y plurales en su ideología, pero que concuerdan en el mismo pensamiento de integridad, dignidad, honestidad, altruismo, buena voluntad y pare de contar los epítetos que conforman los verdaderos y tradicionales principios y valores, característicos de la gran mayoría de los venezolanos.
En nuestro terruño, el estado Lara, nuestros conciudadanos constituyen un gran ejemplo de tenacidad. Sin tener recursos petroleros propios hemos superado los obstáculos que emergen de tierras semiáridas y, de inhóspitas y alejadas montañas, que carecen de los servicios básicos para la supervivencia. Hemos llegado a alcanzar lugares preponderantes en la producción de alimentos; sector que comprende uno de los principales problemas que enfrenta el país, por su desabastecimiento; en muchos renglones de la dieta diaria ocupamos los primeros lugares en producción en las situaciones más adversas que se nos han creado y, lo hemos logrado siendo autosustentables y autosuficientes; aun sin tener financiamiento, asesoría, técnica, la infraestructura y, careciendo de los insumos imprescindibles y necesarios como son: fertilizantes, agroquímicos para controles de plagas y malezas, y hasta de los medios idóneos de comunicación que facilitarían y abaratarían el traslado de los suministros a las unidades de producción y la extracción de los productos hacía el mercado.
Esto, desde siempre, nos ha fortalecido y, así ha sido reconocido, cuando con alegría, a nuestra querida Barquisimeto se ha tildado la Capital Musical de Venezuela; todo enmarcado dentro de la inmensa satisfacción de ser, a su vez: la Capital del Desarrollo”. También nos transformamos en una urbe estudiantil; crisol de juventudes, donde se forja el presente y el futuro de la nación.
Tenemos una zona industrial que después de haberse creado como se dice popularmente: “A pulmón propio,” se ha mantenido erguida a pesar de los obstáculos; de ataques despiadados e inmerecidos, efectuados por ideologías que desconocen la importancia de la renta o productividad y se pretende ignorar que el problema radica en: ¿Qué se hizo con la inmensa renta que ingresó al erario público durante el periodo de bonanza petrolera jamás visto? El problema no está en la renta, el problema está en el despilfarro de la renta.
Tenemos mano de obra calificada, técnicos, profesionales, artesanos, pequeños y medianos industriales y, somos una potencia nacional en comercialización, especialmente de alimentos, y para comprobarlo está la existencia del Mercado Mayorista (Mercabar).
Con fe y decisión… ¡adelante!
