El circo Ringling Bros. and Barnum & Bailey despidió el domingo a sus elefantes de los escenarios, con el último de sus espectáculos de este tipo que durante dos siglos han divertido al público estadounidense pero que han suscitado críticas de defensores de los derechos de los animales.
«Esta noche es muy especial. Esta noche todos somos testigos de la historia, porque las leyendas vivientes más grandes de la nación salen al escenario para su última reverencia», anunció el presentador Johnathan Lee Iverson a la multitud.
La gente gritó animada cuando los seis elefantes asiáticos aparecieron para ejecutar su acto en el que bailaron, mantuvieron el equilibrio en la espalda de otros de ellos, se sentaron sobre sus patas traseras y se hicieron los dormidos.
Después de la función del domingo, los animales vivirán en el Centro de Conservación de Elefantes de 81 hectáreas que Ringling tiene en Florida.
El circo tiene 40 elefantes, la manada más grande en América del Norte, y continuará en un programa de cría. También será aprovechada en un proyecto de investigación contra el cáncer infantil.
Los elefantes han sido utilizados durante más de 200 años en circos en Estados Unidos. A principios de la década de 1800, Hackaliah Bailey integró en su circo al elefante «Old Bet».
Al igual que en la película «Dumbo» de Disney, antaño los elefantes eran disfrazados como personas y eran entrenados para que hicieran muchas suertes: jugar béisbol, andar en bicicleta, tocar instrumentos musicales, llevar vestidos de bodas o de luto.
La organización Humane Society afirma que más de una decena de circos en Estados Unidos continúan utilizando elefantes. Pero ninguno efectúa giras tan extensas y tan famosas como las del Ringling Bros.