El 2015 fue un año angustiante para aquellos estudiantes que egresaron del bachillerato, pues se hizo un cambio en el Sistema Nacional de Ingreso, lo que generó que molestia tanto en jóvenes como en sus representantes al ver que, a pesar de contar con un buen promedio, no habían sido admitidos en ninguna universidad pública.
Muchos consideraron que la estrategia que se había sido que para aquel año resultaba discriminatoria, aún cuando su intención era darles la oportunidad a jóvenes provenientes de lugares con condiciones menos favorables.
Los criterios que evalúa la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) para el ingreso de los bachilleres a institutos universitarios dejan un gran vacío para los representantes de las casas de estudio, quienes desconocen la manera de evaluar dichas variables como lo son el rendimiento académico del alumno, a lo cual se le otorga un 50% de importancia, su condición socioeconómica que representa 30% a evaluar, la territorialidad con 15% y la participación del estudiante en actividades extracurriculares la cual es considerada en 5%.
“Se desconoce cómo funciona el algoritmo que se aplica en el nuevo sistema de ingreso”, aseguró Edgar Rodríguez, secretario general de la UCLA. Recientemente se generó una reunión en dicha universidad, la cual encontró a los representantes de más de 30 institutos universitarios del país, precisamente para discutir una posible modificación en el mecanismo, asimismo, estos tenían previsto contar con la participación de algún delegado de la OPSU que explicara cómo se realiza la evaluación.
En el encuentro estuvo presente Amalio Belmonte, secretario general de la UCV, quien aseguró que al implementar el nuevo sistema no fue tomada en cuenta la opinión de las universidades, quienes son, por supuesto, las principales implicadas en el tema.
Ante esto Rodríguez aseguró que si bien la educación universitaria se trata de una política de Estado, siempre se debe considerar a quienes les compete el tema al tomar una decisión de ese tipo.
“Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones”, cita el artículo 103 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; siendo esta la principal premisa para el secretario general de la UCLA, quien asegura que con el sistema vigente desde el 2015 de alguna forma la OPSU se está imponiendo sobre el estudiante.
¿Y cómo se están imponiendo?, pues actualmente uno de los criterios para el ingreso es la territorialidad, lo que significa que evalúan la cercanía del bachiller a las instituciones universitarias.
Rodríguez explicó que esto es una manera de limitar a los estudiantes, pues las opciones son diferentes en cada ciudad, lo que puede obligar al joven a ingresar a una carrera, que si bien no fue su primera opción, fue asignado debido a que era más cercano a su lugar de residencia.
Aunque para algunos esto puede ser positivo, significa que muchos estudiantes no serán asignados en la profesión de su preferencia simplemente porque no se encuentra en la misma ciudad, aún cuando este tenga la posibilidad de establecerse en el lugar en el cual se sitúe el recinto universitario.
Otro punto considerado delicado para los secretarios generales es el hecho de que el porcentaje a evaluar con respecto al índice académico represente 50%, menor al 70% que antes contemplaba este factor; mientras que la condición socioeconómica pasó a significar 30%, una cifra catalogada por estos como bastante alta y que fue parte principal del conflicto vivido durante el 2015, cuando la molestia de los bachilleres provocó que la OPSU publicara el acta 501, en la cual se le dio la posibilidad a 4.040 estudiantes, con alto rendimiento académico, a ingresar a una universidad pública.
“De esos estudiantes todos tenían promedio mayor a 18 puntos, pues con el nuevo sistema se presentó la situación de estudiantes de 15 puntos fueron asignados, pasando por encima de aquellos que presentaban hasta 20 de calificación”, explicó Rodríguez. Bajo el lema de “no hay exclusión buena o mala” se manejan las autoridades universitarias, pues también consideran injusto que el esfuerzo de un alumno no sea recompensado.
Asimismo, el principal problema se refiere a que nadie, más allá de la OPSU, conoce cómo se maneja o evalúan los factores. “¿Cómo se hace el estudio socioeconómico? ¿O es que acaso visitan la casa de cada uno de los aspirantes?”, se pregunta Rodríguez quien ve como preocupante que el organismo encargado no se dedique a mostrar el algoritmo usado para calcular las probabilidades de cada individuo a la hora de entrar a una universidad.
El secretario dijo que es primera vez que se presenta una situación como esta, pues anteriormente se les daba un libro en donde se explicaba detalladamente el proceso a realizar para generar el ingreso de algún estudiante, en esta oportunidad no fue así, lo que ha provocado que diversas opiniones referente a que al no saber cómo se implementa el algoritmo, cabe la posibilidad de que los cupos en las universidades públicas sean asignados por intereses del alto mando político.
Sin razón alguna
Edgar Rodríguez dio a conocer que actualmente en la UCLA se ha disminuido el número de inscritos. “Optan por la carrera, son asignados y luego no cumplen con el proceso de inscripción”, explicó el secretario general asegurando que se desconoce la razón por la cual esto está sucediendo.
“No estamos dando las mejores oportunidades, tenemos que hacernos una revisión como universidad”, dijo el secretario quien no niega que la situación actual de los recintos públicos es grave, lo que puede hacer pensar más de dos veces a un estudiante si quiere cursar la carrera en alguna de estas opciones.
No desconoce que muchos bachilleres ven otras oportunidades más estables, por lo que, aun estando asignados en alguna universidad pública, prefieren cursar la carrera en un instituto privado.
Como una inconsistencia calificó el estado del recinto, pues es de conocimiento público la situación que se vive en cuanto a que presupuesto genera un sinfín de situaciones que complican cotidianamente a la universidad, no solo la UCLA, sino de todas aquellas que poseen autonomía.
Rodríguez explicó que hoy en día la mayor demanda de cupos en la universidad que representa, van dirigidos principalmente a tres carreras como lo son Psicología, seguida de Medicina y Administración.
El caso de Psicología es bastante particular, pues no cuenta con una sede propia, lo que por supuesto genera problemas, pues estos deben ver clases en el Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales (DCEE). Los aspirantes a esta carrera sobrepasan los 6 mil y apenas 100 ingresan anualmente.
Medicina por su parte, conocida por el gran número de solicitudes que recibe, cuenta con la llamada “arruga”, provocando que aquellos estudiantes que fueron admitidos no inicien inmediatamente, sino que deben esperar hasta más de un año para comenzar a estudiar.
El secretario general enfatizó en el caso de una carrera que anteriormente se mantenía copada, como lo es Contaduría, y que por primera vez en doce años se mostró con cupos vacíos. Asimismo hay otras que presentan un muy bajo número de estudiantes, como lo son Matemática, Física, Ingeniería en Telemática, Agronomía y ahora se le añada Economía, la cual en el pasado 2015 presentó bajos números en la población interesada en cursarla.
No hay conexión
Son situaciones irregulares las que menciona Rodríguez, y que para él tienen mucho que ver con el sistema de ingreso, aunado a lo que catalogó como un divorcio entre la educación media y la universitaria.
Explicó que partiendo desde la primaria, esta difiere de los principios e intereses que posteriormente se partirán en la secundaria, siendo este el primer peldaño de esta inconsistencia que continúa afectando en el paso entre el bachillerato y el ingreso a la educación superior.
Menos exigencia en la educación media sería una de las razones principales además para la alta deserción que presentan hoy en día las universidades. Catalogada por Rodríguez como “deserción temprana”, los estudiantes se retiran durante los primeros semestres de la carrera, esto como causa muchas veces del poco conocimiento en las materias.
Asimismo trae como consecuencia que no haya un avanzada como lo plantead por parte de los alumnos, quienes deben repetir las materias hasta dos veces para lograr pasarla.
En otros casos sucede que en el transcurrir de la carrera el estudiante decide abandonarla al no ser lo que realmente quería cursar, ante esto Rodríguez mantiene la teoría de que en los liceos, tanto públicos como privados, deberían existir un asesor vocacional.
Aseguró que es algo necesario desde el primer año de la educación secundaria, en donde se evalúen las habilidades del alumno y se le oriente en cuanto a aquellas opciones que puede estudiar de acuerdo a sus aptitudes.
Si bien a los alumnos en cuarto año se les realiza una prueba vocacional, esta para muchos no representa lo que realmente es su inclinación hacia alguna carrera en particular. De hecho, esta poco es tomada en cuenta a la hora de registrarse en el Sistema Nacional de Ingreso el cual le solicita al individuo introducir seis opciones, siendo este otro punto tocado por el secretario general, quien lamentó que muchas veces estas sean un relleno y no porque de verdad sea una opción a considerar.
“Suele pasar que llenan todos los espacios con alternativas que en realidad no piensan estudiar y cuando son asignados en estas entonces dejan perder el cupo, quitándole la oportunidad a personas que sí les interesa esa carrera”, aseguró Rodríguez.
Son muchas las problemáticas que se tienen a la hora de ingresar a una universidad, los jóvenes que están cerca de egresar de educación media no tienen confianza plena en el sistema que se implementa para asignarlos a alguna universidad, lo cual en la gran mayoría causa temor.
Los secretarios generales de las casas de estudio consideran que es necesaria una revisión del Sistema Nacional de Ingreso o al menos que esta sea explicada para así dar respuestas a las distintas interrogantes que existen en cuanto a cómo se evalúa el ingreso, permitiendo a su vez que haya transparencia en el proceso.
La exclusión que se vivió el pasado año dejó a muchos con los ánimos bajos, y este año parece continuar así, pues a pesar de los encuentros establecidos entre los secretarios generales de los recintos universitarios, estos no han obtenido respuesta por parte de la OPSU, tampoco del ministro Jorge Arreaza.
Por su parte Rodríguez ve poco probable que se genera algún cambio próximo, por el contrario, de acuerdo a declaraciones del ministro este continuará funcionando tal como lo ha venido haciendo desde el 2015, de hecho, ya está abierto nuevamente el proceso de inscripción.