Una mujer quiere obtener una licencia en Caracas, pero deberá esperar al lunes o martes. Muchos venezolanos se quejan por los prolongados cortes de luz. Las medidas tomadas para paliar la crisis eléctrica mortifican en un país que ya sufre por una economía postrada.
Con una contracción del PIB de 5,7%, una inflación de 180,9% en 2015, y escasez de dos tercios de los productos básicos, los apagones diarios y las fallas en el suministro de agua agravan las penurias de los venezolanos, que desde el miércoles firman para que se someta a referéndun la revocación del mandato del presidente Nicolás Maduro.
El presidente, cuya desaprobación llega al 68%, ordenó un racionamiento eléctrico desde el pasado lunes en la mayor parte del país, redujo a dos días semanales la jornada del sector público y decidió que las escuelas solo impartirán clases de lunes a jueves, todo para evitar el colapso energético.
«Estoy solicitando una licencia de actividades económicas. Fui esta mañana a la alcaldía (capitalina) de Sucre, pero los trabajadores no sabían si debían laborar», comentó a la AFP Alejandra Alayón, una contadora de 39 años.
Analistas consideran que las medidas de ahorro energía en el país con las mayores reservas petroleras del mundo reflejan improvisación y desconocimiento. Y advierten que el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Miguel Lara, exgerente del organismo estatal que administra la red eléctrica, aseguró a la AFP que el actual esquema de cortes residenciales, que excluyen la hora pico nocturna, «no es correcto en términos de ingeniería» pues lleva a puntos altos de consumo imposibles de cubrir por un sistema que no tiene suficiente generación o transmisión de energía.
Maduro justifica el racionamiento por la sequía que causa el fenómeno El Niño, según él la peor en 40 años y que ha vaciado los embalses de represas como la de El Guri, que provee 70% de la electricidad de Venezuela.
Las medidas también son cuestionadas por el presidente de la patronal Fedecámaras, Francisco Martínez quien sostiene que «nuevamente el país da una demostración de que está detenido».
«Van a afectar enormemente la operatividad de la producción de bienes y servicios e impactará la escasez», advierte.
Capital Economics estima que la crisis eléctrica «podría reducir en 1,5 puntos el PIB este año, empujando la contracción económica hasta 9,5 o 10%».
Martínez se lamenta de que los cortes lleguen justo cuando el país «necesita más bien tiempo para trabajar, las 24 horas al día si es posible, para recuperar todo el terreno perdido en la producción.
Según Conindustria, principal gremio industrial del país, durante el último trimestre de 2015 70% de sus afiliados manifestó que el racionamiento eléctrico era «uno de los factores que impedían el aumento de la producción».
Economía de asueto
«La educación, que ya es deficitaria, lo será más ahora con este asueto. Habrá más atraso económico por días libres, falta de agua e inseguridad, escasez de alimentos», comentó Omar Izaguirre, diseñador gráfico de 42 años.
«Mi mamá vive en Barquisimeto y ayer le quitaron la luz por cuatro horas dos veces, en la madrugada y en la noche», añadió.
Los analistas también se quejan de que el país sudamericano dependa de una central hidroeléctrica y que el resto de las plantas estén paralizadas por falta de divisas para asegurar su mantenimiento.
La cota de la laguna de Guri estaba el miércoles en 241 metros, apenas un metro por encima de su nivel crítico, lo que obligaría a apagar las turbinas de generación.
Miguel Lara asegura que la demanda actual de 15.500 megavatios (Mw) podría cubrirse con el parque termoeléctrico -que alcanza 18.400 Mw- «sin necesidad de El Guri, pero las plantas solo operan a 35% de su capacidad por mal funcionamiento o porque no hay combustible», ésto ultimo por el deterioro de las refinerías de la estatal Pdvsa.
El exfuncionario apunta que la estatal eléctrica Corpoelec -que unificó todas las distribuidoras tras la nacionalización del sector en 2007- es un fortín burocrático.
Esto, a su juicio, ha provocado una sobreexplotación de los recursos hídricos, a lo que se suman casos de corrupción en contratos de construcción de plantas termo o hidroeléctricas.
La firma Capital Economics afirma que «durante la crisis eléctrica de 2010 el país pudo importar energía, pero con la actual sequía de divisas (a raíz de la caída de los precios del petróleo), esa no es una opción».