Desde hace ocho meses la madre de Ender Rafael Querales Yajure se levanta toda las mañana a preparar al menos 50 arepas, las cuales mete en una cava de anime, y su hijo, un minusválido, las vendía en el Mercado Mayorista, ubicado en la Zona Industrial II, al oeste de la ciudad.
La mañana de ayer la rutina de la señora no cambió, pero la de su hijo sí. El destinó tenía otros planes.
A las 7:20 de la mañana de ayer arrancó la jornada de Querales Yajure, quien salió de la calle 13 entre carreras 3 y 4 del barrio Bolívar. Tenía puesto una chemise blanca, llevaba gorra negra, un koala negro, unos monos deportivos negros y también zapatos deportivos. Comenzó a rodar en su silla de ruedas. Sobre sus piernas llevaba su cava. Recorrió tres cuadras.
Querales Yajure se detuvo en la calle 17, en la avenida principal del barrio Bolívar, para esperar el Transbarca, el cual abordó hasta la estación central y allí tomó otra unidad que lo llevaría directo a Mercabar.
El hombre esperaba por el autobús rojo, se quitó la cava de sus piernas y la tomó con su mano izquierda. De pronto apareció un pistolero, quien se acercó hasta Querales Yajure, sacó a relucir un arma de fuego, al parecer un revólver, y le disparó en dos ocasiones: una en el pecho y otra en el pómulo izquierdo. El proyectil salió por la región parietal derecha.
El segundo disparo fue a quemarropa, tenía rastros de la pólvora en su rostro.
Su asesino se fue sin dejar huellas. No hubo testigo que quisiera decir si el pistolero andaba a pie, en moto o en algún otro vehículo.
Lo cierto es que a las 7:30 se registró el crimen y un vecino fue quien avisó a su familia en la puerta de la casa, comenta una hermana, Norkis Querales.
Su cuerpo quedó sobre la silla de ruedas y su cava a un lado. Según sus seres queridos su asesino le quitó el koala al fallecido, donde tenía dinero.
Fue por un tiro
Querales Yajure era el mayor de dos hermanos. No nació con ese impedimento. Cuenta su hermana que hace once años un proyectil que lo impactó en la cervical lo dejó postrado en una cama. En esa oportunidad se habría resistido a un robo.
Recibió terapia tras terapia y no fue sino hasta hace tres años cuando recobró su movilidad.
“En vista de la situación actual, decidió trabajar”, comenta la hermana del occiso.
Con este homicidio quedaron huérfanos cinco jóvenes.
En cuanto al crimen funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc están trabajando en el caso. Hasta ahora no descartan móvil alguno.
Por fuentes de trabajo se conoció que Querales Yajure tenía doce entradas policiales, por diversos delitos entre las que están como faltas policiales hurtos y la última del 2012, por tenencia de droga. En la página del Tribunal Supremo de Justicia aparece reseñado en el 2002 con una detención por el delito de hurto calificado.