La cola que hacen los barquisimetanos para ingresar al mercado de Cecosesola, al este de la ciudad, es parte del día a día de cientos de venezolanos, quienes sacrifican sus horas de sueño para salir de sus casas, con el frío de la noche, la inseguridad que los rodea, y estar en los primeros puestos de la cola que les permitirá la compra de comida.
Es un drama. Las personas deben pasar toda la noche, la mañana y, en algunos casos, parte de la tarde, atentos de que no llegue un individuo y se quiera meter en la fila de manera ilegal.
Después de pasar trabajo con tanto calor, hambre, sed, presenciar peleas que se forman , al final cuando logran entrar en el establecimiento comercial, muchos de los productos que tenían pensado comprar, ya están agotados, por lo que no les queda más opción que llevarse lo que haya, o en otros casos salir con las manos vacías.
Al final del día la despensa de la casa está medio llena y la ansiedad de tener que esperar otro día para que, con suerte, se pueda encontrar los productos que más se necesitan.