Rescatistas sacaban de los escombros decenas de cadáveres el domingo luego de que un fuerte terremoto azotó la región costera de Ecuador el sábado en la noche, derrumbó decenas de edificaciones, generó destrucciones en algunas carreteras y ha dejado al menos 238 personas fallecidas y 1.557 heridas.
La mayor parte de las poblaciones de la provincia de Manabí, en Guayaquil, la capital y otras ciudades importantes, han sido las más afectadas incluyendo a Pedernales, Portoviejo y Manta, en la Costa Pacífica.
Muchas de las viviendas que se derrumbaron hacen partes de barriadas y las residencias, construidas con ladrillo y cemento barato, quedaron reducidas a escombros a lo largo de la trayectoria del sismo.
En el centro de Guayaquil, el techo de un centro comercial se derrumbó y un puente de una autopista colapsó y aplastó un coche.
En Manta, el aeropuerto cerró después de que la torre de control colapsara e hiriera a un trabajador de control de tráfico aéreo y a un guardia de seguridad.
Alberto Reynas, de 58 años, estaba pescando en la costa de Pedernales cuando dice que algunas olas lo sacudieron violentamente.
Cuando volvió a tierra firme, encontró que la fachada de su casa, de dos pisos, había caído a la calle. No fue capaz de comunicarse con los miembros de su familia y pasó la noche durmiendo al aire libre al igual que sus vecinos, vigilando sus pertenencias para que los ladrones no se las llevaran.
«Se sentía igual en mar como tierra», dijo. «Es pura tristeza. Todo está destruido»
Luis Quito dijo que pasó toda la noche dando agua a los huéspedes que estaban atrapados bajo los escombros del Hotel Chimborazo, de cuatro pisos y propiedad de su suegro, de quién dice que está desaparecido y teme que esté muerto.
«Estuvieron aclamando toda la noche», dijo. «Tenemos vidas humanas atrapadas bajo los escombros. Tenemos pequeños. Queremos rescatistas. Nadie ha llegado hasta el momento».
En Pedernales, una de las poblaciones más cercanas al epicentro, con 400.000 habitantes, un sinnúmero de edificaciones se encontraban en escombros y la gente deambulaba por las calles tras haber soportado una lluvia intensa durante toda la madrugada. Los cientos de personas que pasaron la noche en las calles apenas se cubrieron con mantas y cobijas.
En el transcurso de la mañana llegó maquinaria pesada para ayudar en la remoción de escombros al tiempo que la policía y las fuerzas armadas buscaban poner orden en medio del caos y destrucción.
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