En Venezuela, todos los sectores atraviesan dificultades: desde el alimentario, pasando por salud, seguridad, educación, vivienda y hasta el animal. Es una cadena de situaciones que va más allá de unos argumentos de guerras políticas o económicas, pues depende de acciones adecuadas en los momentos oportunos y ejecutadas por las autoridades encargadas. O por lo menos eso es lo que se ha aprendido en los últimos años en este país lleno de riquezas, pero que actualmente se mantiene sumergido en escasez y desabastecimiento de 70% de los productos de mayor necesidad.
Esa escasez no sólo la están padeciendo los habitantes sino también los animales al no conseguirse, con facilidad y a precios asequibles, los alimentos balanceados, e incluso, medicamentos, debido a que las empresas encargadas de su fabricación sufren por cada producción.
En la entidad existen varias empresas dedicadas a esta actividad, una de ellas registra una baja del 50% desde el mes de octubre de 2015, debido a la ausencia de materia prima. Esta factoría se encarga de la elaboración de alimentos para vacas lecheras, becerros y cerdo engorde; otras dos están en condiciones similares.
En la creación de estos alimentos es indispensable contar con el afrecho de trigo, el maíz amarillo, la harina de soya, carne o de girasol, pero obtenerlos en el último año se ha vuelto prácticamente una misión imposible.
Para adquirir el afrecho de trigo, las empresas deben comprársela a los pastificio; que en Lara serían las empresas Pasta Capri y Pasta la Especial, pero al igual que el resto de las compañías tienen problemas de escasez con el trigo generando limitaciones en la producción y por lo tanto en los subproductos como el afrecho de trigo.
El maíz amarillo, usado para el consumo animal, se obtiene a través de las asignaciones del Estado cuando se trata de importaciones o por medio de las cosechas nacionales. Sin embargo, en ambos canales se presentan inconvenientes; en el caso del maíz importado desde el 2015 las empresas dejaron de recibirlo por lo que ha optado al mercado nacional, pero también viene presentando dificultades desde hace años con las cosechas por el poco acceso a los fertilizantes.
Las cantidades de maíz que se consiguen no abastecen a todas las plantas que hacen alimentos animales en el país.
El porcentaje de proteínas dentro de la composición nutricional de los productos es de gran importancia para la dieta que debe mantener cada animal, que estos casos son aportados por la harina de soya, la harina de carne y la de girasol.
La harina de girasol es un subproducto que se puede obtener a través de la industria Coposa o Diana; encargadas de la elaboración de aceites comestibles, margarinas, manteca.
Productos que presentan mayores fallas de abastecimiento en las cadenas de comercialización públicas y privadas, dejando ver una baja en su producción.
En el caso de la harina de soya, no se produce en Venezuela por lo que debe ser importada y desde hace un año dejaron de recibir las asignaciones por parte del Gobierno, que las ofrece en 9 bolívares el kilo pero al no conseguirlas se van al mercado pagándola en 200 bolívares por el mismo kilo.
Cada uno de estos ingredientes es indispensable en la elaboración de los alimentos y al faltarle uno no se puede llevar cabo la producción.
En el caso del estado Lara, las empresas que se dedican a esta actividad se han unido en solidaridad y para evitar paralizarse intercambian materia prima, pero a medida que la situación se ha ido agudizando la producción ha ido mermando.
La información que manejan varias de estas empresas es que las nuevas estrategias económicas que busca implementar el Ejecutivo nacional son garantizarles toda la materia prima necesaria a cambio del 30% del producto terminado. Esto significaría que 30% de su producción podría tardar meses, incluso años para ser cancelada, tomando en cuenta los antecedentes que tienen los organismos públicos a la hora de pagar sus deudas.
Solo el 20% de insumos
En Venezuela el sector pecuario proporciona alrededor de dos quintos del valor total de la producción agropecuaria, predominando el ganado vacuno de doble propósito (carne y leche), le sigue la cría de ganado porcino, aviar y, en menor escala, el ganado caprino y ovino.
Hémbert Meléndez, presidente de la Sociedad de Ganaderos de Lara (Sogalara), afirma que la situación se vuelve cada vez más difícil para el sector ganadero; comenzando por las invasiones de tierras que se vivieron años atrás respaldadas por el Ejecutivo nacional y que hoy por hoy se siguen padeciendo, más las dificultades con los insumos, que sólo en la parte alimenticia se puede tener un acceso del 20%, más la falta de medicamentos y vacunas.
Eso ha generado que la producción alcance actualmente entre 30% y 32%, cuando anteriormente era del 80%. En los últimos años muchos productores se han visto en la necesidad de vender sus reses ante las dificultades de mantenerlas y la incertidumbre de la economía en el país.
Sacrificio del animal
Situación similar se presenta dentro de las empresas fabricantes de alimentos avícolas, ya que la materia prima utilizada es prácticamente la misma o por lo menos requieren de grandes cantidades de maíz, harina de soya o carne.
La falta de acciones gubernamentales que permitan mejorar las condiciones de producción llevó a productores avícolas a entregar un comunicado al Presidente de la República, Nicolás Maduro, en el que explican la crisis que se vive con los Alimentos Balanceados para Animales (ABA), e incluso alertan que ante las dificultades podrían verse obligados a sacrificar a los animales como “parvadas de gallinas ponedoras y pollos de engorde en levante, pavos, cerdos y especies menores”, así como “los planteles de abuelos y reproductoras avícolas (línea de carne de pollo)”.
Según los productores se llegó a esta situación por el retraso en la importación de la materia prima que en el caso del maíz amarillo y los derivados de la soya, no fueron suplidos con “su importación en volúmenes y frecuencias adecuadas, en los meses de enero y febrero de 2016”, ya que llegaron 122 mil toneladas de soya y 90 mil toneladas de maíz amarillo. Pero sólo en el sector avícola (gallinas ponedoras o pollos en engorde) se requiere 74 mil 888 toneladas mensuales de harina de soya y 162 mil 652 de harina amarilla.
Mascotas también padecen la crisis
Ante la falta de gatarina, muchas personas están comprando perrarina y los gatos terminan comiéndola con tranquilidad, pero puede generarles problemas de salud como la pancreatitis, que se complica aún más por la falta de medicamentos veterinarios, según lo indicado por la encargada de un establecimiento dedicado a la venta de alimento y producto animal.
En el caso de los perros, ya no se consigue tanta diversidad en marcas de perrarina, las que hay son las de producción nacional y sólo en presentación adulta; llega muy poca para cachorros.
En el local visitado, los estantes se veían llenos de champú para perros, pero al preguntar por vacunas como la séxtuple la encargada responde que tiene tiempo que no llega, al igual que las indicadas contra el parvovirus, enfermedad que afecta el tracto digestivo de los caninos e incluso el músculo cardíaco en cachorros.
Los antimicóticos para perros están prácticamente inexistentes y en el caso de los antiinflamatorios han sido comprados por algunas personas para uso humano.
Poca leche
Según el reporte del estado Zulia, Machiques de Perijá, definida como zona láctea, ha sufrido una caída del 60% en la lechería; los productores se la atribuyen a la sequía, escasez de alimentos concentrados y medicamentos, factores que impiden mantener la preñez.
En el pasado el ordeño llegó a los dos millones de litros de leche diarios en Machiques de Perijá, pero actualmente no supera los 280 mil litros y podría seguir descendiendo. Hay productores que decidieron vender el ganado ante la posibilidad de que los animales mueran de hambre. Esta circunstancia termina impulsando el precio de la leche y el queso.