En esta época en la que el verde parece estar en boga, es fundamental ver las ciudades como lugares más humanos, cercanos a sus habitantes y dispuestos a reivindicarse con la naturaleza; de allí que las construcciones, especialmente los edificios, deban ser pensados teniendo como protagonista el ideal de sustentabilidad. Paseándonos por algunos aspectos interesantes entre la armoniosa combinación de los términos arquitectura y ecología, lo invitamos a conocer lo innovador de las siguientes propuestas.
El Consejo de la Construcción Ecológica de los Estados Unidos, señala que este tipo de proyectos ayudan a crear comunidades más vitales, espacios más saludables y conexiones más solidas con la naturaleza. Así mismo, se esfuerzan por materializar un cambio permanente en las prácticas dominante de diseño, planificación, construcción y operaciones, produciendo entornos más sustentables y regenerativos, que puedan revertir el impacto del hombre sobre el ambiente urbano.
La teoría conocida como “Línea de Base Triple”, acuñada por John Elkington en 1998, incorpora el capital natural como uno de los recursos necesarios para garantizar el valor de los edificios y de la comunidad en general; de allí que deba ser pensada considerando los costos y beneficios que puede generar dicha construcción en el entorno.
Por ejemplo, existen externalidades, es decir, consecuencias de un proceso de producción que no consideran el cuidado del ambiente; aunadas a los pocos acuerdos de los actores involucrados con urbanismo y desarrollo acorde a principios conservacionistas.
La buena noticia, es que comienzan a surgir iniciativas simples y de bajo impacto, que pretenden cambiar el panorama actual donde el entorno de construcción, incluidos los edificios y sistemas de transporte, generan de manera directa o indirecta, más de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Diciendo: ¡manos a la obra!, estamos listos para presentarles como impregnan de verde el mundo, con ciertas construcciones innovadoras y actividades o estrategias vinculadas con ellas.
Jardines distintos
También conocidos como “muros verdes”, los jardines verticales son una manera de cultivar plantas a lo largo de una superficie vertical, sin necesidad de un suelo o sustrato horizontal.
Generalmente, los elementos que configuran esta propuesta son: una estructura metálica sobre la que descansan todos los elementos que constituyen el jardín vertical; panel de soporte sujeto a la misma; capa de irrigación que sirve de apoyo a la plantación; y una red de tuberías, con boquillas de goteo y alimentada por una bomba de agua y nutrientes, fijada sobre una manta de enraizamiento.
Entre los beneficios que ofrecen los jardines verticales se encuentra la reducción de islas de calor, cercanía de la biodiversidad con el entorno humano, uso y aprovechamiento óptimo de espacios urbanos y creación de espacios paisajísticos agradables estéticamente; además de ello, mejoran el rendimiento de las actividades cotidianas de las personas- por ser generadores de un microclima agradable- y reducen la contaminación sónica que afecta a la salud.
El portal web conciencia sustentable, califica a Madrid (España), Rozzano (Italia) y Edmonton (Canadá), como algunas de las ciudades con los jardines verticales más representativos de todo el mundo. En Venezuela, la tendencia de jardines verticales comienza a percibirse, y algunos hoteles, aeropuertos y espacios de recreación como aquellos ubicados en centros comerciales, le han dado la bienvenida a este tipo de propuestas.
Recolección de agua de lluvia que sirve para la limpieza de las instalaciones y el mantenimiento de los espacios verdes
Energía limpia. Un panel solar de un metro cuadrado puede generar 100watios de potencia eléctrica
Las áreas verdes que disminuyen el calor, brindan sensación de bienestar, además de atraer avifauna.
Aprovechamiento de desechos implementando un sistema de reciclaje que considera una clasificación adecuada y un contacto directo con empresas.
Premio a la eficiencia
Actualmente, existe una certificación de edificios sostenibles, conocida como LEED (Leadership in Energy & Environmental Design) e implementada por el Consejo de Construcción Ecológica de Estados Unidos, que reconoce todas aquellas acciones positivas, para hacer más amigables y ecológicamente equilibradas, este tipo de construcciones.
Selección adecuada de materiales pensando en el menor impacto posible hacia el ambiente, uso de energías alternativas a través de la instalación de paneles solares, eficiencia en el consumo del agua con el almacenamiento de lluvia, y mejora de la calidad ambiental con amplios jardines, forman parte de las acciones tomadas en cuenta para la entrega de este tipo de reconocimiento.
El proceso de certificación se realiza a través de consultoras que analizan las postulaciones, sin embargo, el único organismo facultado para entregarlo es el Consejo de EEUU, a partir de una cierta cantidad de puntos acumulados para tener simplemente el mérito, o incluso un poco más allá, el rango de plata, oro o platino.
A nivel mundial, existen varios edificios reconocidos por seguir estos parámetros, destacando el de la empresa Bayer ubicado en la India, que cuenta con la certificación LEED platino. En lo que respecta a nuestro país y de acuerdo a investigaciones realizadas por la Faculta de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, el edificio de VEPICA -empresa especializada en refinerías, plantas industriales y sistemas de transporte- fue galardonado con la primera certificación LEED de la nación, en el año 2014.
Esta construcción ubicado en Caracas, cuenta con 195 paneles solares, 80% de reducción en el uso del agua, y la reutilización de material y el control avanzado de residuos de construcción.
Agricultura en las ciudades
Por su parte, la agricultura urbana, es una forma alternativa de producción y distribución de alimentos que aprovecha los recursos locales disponibles, como residuos, agua y espacios, para generar productos de consumo. En este sentido, proporciona alimentos frescos, crea cinturones o barreras verdes, y fortalece la resiliencia de las ciudades frente al cambio climático.
El huerto familiar constituye la principal propuesta de este tipo de agricultura, y consiste en un terreno o espacio destinado en casa, sembrado con hortalizas, plantas medicinales o árboles frutales para autoconsumo o aprovechamiento. Entre los beneficios que ofrece, se encuentra el origen de productos libres de agroquímicos, el apoyo a la economía local, y el contacto directo con la naturaleza, bajo un proceso que permite conocer la producción de alimentos y la calidad real de lo que llega a nuestra mesa.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, La Habana (Cuba), Ciudad de México (México), Tegucigalpa (Honduras), Managua (Nicaragua), Quito (Ecuador), Lima (Perú), El Alto (Bolivia), Belo Horizonte (Brasil) y Rosario (Argentina), constituyen las principales ciudades latinoamericanas destacadas por la práctica de esta actividad sustentable, generando mejoras para sus habitantes además de garantizar seguridad alimentaria.
En Venezuela, recientemente fue creada la Corporación Venezolana para la Agricultura Urbana y Periurbana, que pretende entre otras cosas, apoyar la producción, distribución y comercialización de aquello agrícola, nacido en casa.
¿Cuál es el impacto de un “edificio convencional” sobre el ambiente?
Según Eduardo Alexander, Vicepresidente de Buildings de Schneider Electric México, se estima que los edificios a nivel mundial consumen:
60% del total de la energía eléctrica
40% de los recursos naturales
25% del agua potable
25% de madera certificada
Siendo además, responsables del:
40% de las emisiones de Dióxido de Carbono (Co2)
30% de los desperdicios sólidos
20% del agua contaminada
