Hace algunas semanas, una muchacha, cajera de un supermercado, muy gentilmente se ofreció a informarme sobre la llegada de productos de primera necesidad como arroz, café, pasta, leche, aceite, crema dental, etc. El sábado pasado, me llamo por teléfono y me acerqué para ver qué podía comprar. La cola era descomunal. La chica insistió en que podía pasar sin hacer cola porque yo compraría productos no regulados. Mientras me acercaba a la puerta de entrada, veía el rostro revolucionario traducido en miseria y humillación. Como en cámara lenta, el sobresalto humano en procura de alimentos tocaba los límites de la razón en mi conciencia, mientras los gritos y empujones quedaban tras mis pasos como un eco gigantesco que retumbó en las entrañas del alma desgarrada de esta patria que se hunde en sus propias contradicciones. Rostros muy tristes, desencajados. Desesperados por entrar al recinto antes que se acabe la comida. Agotados por el peregrinar del hambre que carcome los cimientos de la vida misma para enterrarnos en el laberinto de lo primitivo. Empujones, groserías, forcejeo tumultuoso para sobrevivir. Conseguir una hogaza de pan al costo que sea. Dantesca escena que denota el preludio de lo peor… No hay derecho a esto. No merecemos esto, dije en mis adentros mientras me retiraba del lugar con el alma arrugada.
El país discurre en una peligrosa senda inercial que lo conduce al abismo. El modelo cubano se acerca cada día más a su exacta aplicación. Se preparan las bolsas de comida para venderlas en los hogares, “fieles al proceso”, como chantaje que permite manipular la necesidad y hambre de la gente. Se dan los últimos toques macroeconómicos para terminar de liquidar el aparato productivo privado mediante la declaratoria de los días no laborables, con la excusa de un supuesto ahorro energético. La sociedad de vagos y mantenidos del gobierno avanza en su consolidación como copia al carbón de la sociedad cubana. Nadie trabaja y nadie produce. Solo los enchufados del estado-gobierno disfrutan de una vida plena. Compran sin hacer colas. Tienen espalderos que los cuidan. Disponen a capricho de las riquezas y bienes del estado. No pasan necesidades de ninguna naturaleza. Tienen cuentas bancarias mil millonarias en el exterior. Hacen honor a las burlistas palabras de Hugo Chávez: “Ser rico es malo”… Pero para los patas en el suelo.
La oposición democrática está en la obligación de canalizar, lo antes posible, un cambio de rumbo que permita restituir el estado de derecho. Estamos entrampados en dimes y diretes que no nos llevan a ninguna parte. El hambre y la violencia de calle avanzan cada día mientras los líderes opositores desojan las margaritas de sus candidaturas personales. Dejen de lado sus pugnas mezquinas y pónganse a trabajar con seriedad por la salida de esto lo entes posible… El tiempo se agota.!!!
Mis comentarios:
.- Es criminal regalarle 1.300 millones de dólares a Cuba, mientras nuestros niños con cáncer se mueren de mengua por falta de medicinas…
.- El ministro Motta Domínguez demuestra una gran ignorancia sobre el tema eléctrico.
.- Actúa con una gran irresponsabilidad sobre asuntos de estado muy delicados que colocan en riesgo la paz de la República.
.- Hay que diseñar un plan de contingencia serio mientras se rehabilitan las plantas termoeléctricas.
León rugiente y oso hambriento es el príncipe impío sobre el pueblo pobre…(Proverbios:28-15)
Sergio Borgel
