Xiomary descubrió a Catalina y a Barquisimeto

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Catalina de Miranda es un personaje de novela, aunque para Xiomary Urbáez, la joven escritora venezolana, autora del libro del mismo nombre, Catalina vivió y murió en este país a los 83 años,dejando atrás una apasionante historia.

“Ella nació en un arrabal de la Sevilla del siglo XVI, a orillas del Guadalquivir, pobre casi de solemnidad, pero con muchos sueños por cumplir, casi imposibles.

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Desde muy jovencita, cuentan los cronistas de la época, asombraba y enamoraba a los hombres, admiradores de una belleza temprana que prometía mucho.

Fue así como logró conocer a un funcionario de la Casa de la Contratación que a cambio de favores sexuales le permite a Catalina embarcar hacia el Nuevo Mundo.

A partir de allí la novela narra las peripecias de esa mujer que se relaciona con piratas que asolaban al Caribe, además conquistadores. Esa relación le permite llegar a tierra venezolana y ser testigo de la fundación de las primeras ciudades.

II

Nací en El Limón, estado Aragua, pero al cumplir un año de edad, mis padres me llevaron a Valencia, por lo cual me considero carabobeña. En El Trigal transcurrieron los primeros años de mi niñez y parte de adolescencia. Hubo un breve paréntesis de dos años cuando la familia decidió irse a Roma por cuestiones de estudios doctorales de mi padre, José Rafael Urbáez, quien además de ser doctor en derecho, era profesor universitario y poeta.

– Era un verdadero tipazo – recuerda Xiomary, lamentablemente falleció muy joven.

¿Recuerdas algún poema de José Rafael?

“De todo lo bueno y lo malo que haya habido, será cuestión de incinerarlo todo y echarse a la brisa del olvido” . Fue su último poema del libro Piloto de la noche.

Xiomary recuerda con mucha nostalgia a ese padre amoroso que le gustaba recitarle versos y la convertía en su musa. Era, en líneas generales, su princesa, su primogénita, la que escuchaba arrobada aquellas palabras convertidas en el más puro amor.

Me imagino que esa relación del poeta fue vital para tu futuro como escritora de historias

-Absolutamente. Ese contacto tan cómplice con mi padre y luego con mi madre educadora, que lleva mi nombre, amalgamó una infancia y una adolescencia llena de cuentos.

Luego de esos años en Roma, Xiomary regresa a Venezuela para concluir los estudios de primaria y secundaria en Valencia. Al graduarse ella de bachiller, su familia se marcha a los Estados Unidos donde estudia comunicación social en la Universidad del Sur de la Florida.

El amor sorprende a la escritora en Tampa. Se casa con un barquisimetano y descubre a Barquisimeto, una ciudad “que a pesar del concreto todavía se puede oler la tierra mojada, el olor a la lluvia, el café recién colado. ¿Qué quiero decir con eso? Es una ciudad que equilibra perfectamente la metrópolis con el pueblo, incluso lo siento en la transpiración de su gente.

¿Eres profesora de periodismo, cómo llevas eso?

– Como he llevado todos los demás roles que he desempeñado en la vida. La docencia es el vínculo que aún permanece con el ejercicio periodístico de 28 años. Es una responsabilidad enorme ser formadora de los nuevos periodistas.

¿Ser periodista en esta época de turbulencia no deja de ser algo épico?

– Indudablemente. Lo que pasa es que cada época ha tenido su propia epopeya. Ser periodista es vivir la pequeña historia día a día. Tenemos una gran responsabilidad en el oficio por lo cíclico de los acontecimientos.

¿Cómo ve el país una escritora?

– La realidad siempre supera la ficción y el temor es que los escritores podemos quedar sin trabajo.

¿Saldremos de esta pesadilla más temprano que tarde?

-Claro que sí. Yo soy una mujer de fe y no me quedo solamente en lo místico. Tengo fe en Venezuela y en las capacida des de los venezolanos y eso ha quedado demostrado en cada tribuna donde nos desempeñamos.

Después de Catalina de Miranda qué nos espera?

– Tengo que decirle que en el 2013 vio luz El viaje de Emma, un cuento infantil, un género totalmente diferente a la novela, que además me ha acercado a ese lector infantil en sus propios salones de clase, una experiencia inolvidable.

– Este cuento nos habla de un pequeño espermatozoide que le gana la carrera a los demás y se instala cómodamente en el vientre de su madre; a los nueve meses, ya convertida en una bebé, se prepara para nacer, se coloca un baño de crema para hacer una entrada triunfal a la vida. Sin embargo la sorprende un remolino y escucha que la acusan de romper una fuente y allí comienza su andadura.

¿Qué han dicho los críticos de ese viaje?

– A pesar de que es un cuento infantil los adultos se han sentido muy atraídos por la historia y a los críticos les ha encantado. Ya lleva varias ediciones y se está leyendo en los colegios del país. ¿Persistirá en la literatura infantil?

– Seguramente, aunque ya he publicado en dos años dos relatos. Uno titulado El hada del gran río y La niña de la Parra, ficciones históricas convertidas en cuentos de hadas. Ambos fueron premiados y publicados en dos libros que compilan a narradores iberoamericanos por Editarx de España con la cual trabajo; también están en todas las plataformas digitales y en Amazon.

Para el 2016 tengo una propuesta de una editorial de Nueva York para una segunda novela.

¿Podemos decir de qué se trata?

– Se llama El arco de la niebla, ambientada en Cubagua, la ciudad de las perlas, una trama cargada de historia, de erotismo y con un misterio que se remonta a miles de años atrás. Hay una tercera novela ya culminada que espero publicar en Venezuela. Se llama Khamaileon, una mezcla de novela histórica y negra ambientada en los años 30 en cualquier ciudad de Latinoamérica.

¿El mundo literario fue un golpe de suerte?

-Es más que eso. Es disciplina y mucha fe… en Dios y en mí misma. Catalina de Miranda entró por la puerta grande, como finalista del Iberoamericano Casamérica-Planeta 2012, y va en tercera edición, casi agotada, en un país con enormes carencias. Todas mis publicaciones (excepto, El Viaje de Emma), han llegado a las editoriales por concurso. En este caso, la suerte se traduce en tesón y en el espaldarazo de un GRAN SOCIO, así con letras mayúsculas.

IV

¿Qué lee una escritora como tú?

– Muchas novelas, preferentemente, aunque leo de todo, hasta revistas del corazón. Pienso, sin embargo que si quieres escribir bien tienes que leer buenos libros.

¿Me puedes decir por qué hay tan pocas mujeres escritoras venezolanas?

– No quiero dar una respuesta sexista, porque para mí esas luchas ya se dieron. Hombres y mujeres tenemos el mismo andamiaje, hay que alimentarlo por igual. Los hombres son mis socios naturales. Si alguien tiene responsabilidad de esa falta de presencia en las letras somos nosotras mismas. Para mí, este es el momento de empoderarse.

¿La frivolidad en el periodismo es un pecado como afirma Vargas Llosa?

Yo no voy a discutir con Vargas Llosa. Yo colgué los guantes del ejercicio periodístico para dedicarme a ser frívola un cien por ciento. Además, para ser frívola hay que ser muy seria.

¿Cómo se ve Xiomary Urbáez en 30 años?

Yo no me veo. Yo me veo hoy.

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