Por la puerta del sol
Entre vaivenes la vida guarda del ayer sus acontecimientos y biografías; del presente va dejando huellas de lo que se va viviendo, con la ilusión puesta en el futuro.
La vida es un constante reto, vivimos con la cruz que nos echamos a la espalda, aguantamos, o terminamos deprimidos, sometidos o muertos. La realidad es que de lo bueno y de lo malo todo pasa y va quedando, igual son pálidas las flores del olvido. El mundo es una danza gloriosa de almas y de estrellas, aprendemos a reír con llanto y a llorar con carcajadas, lumbre es la ilusión, sombra el desencanto. En el rudo vaivén, sin tregua se agitan las ideas, las pasiones y los sueños; floridos son los senderos que guarda la esperanza. Feliz es aquel que consulta oráculos por encima de sus desafíos.
Aunque golpee el infortunio siempre habrá un espacio para la sonrisa, aunque duelan las despedidas la vida está llena de bienvenidas, aunque las horas amargas parezcan interminables la fe es bálsamo en la congoja, aunque azote el desengaño no hay mal que dure cien años, aunque la tiranía de los años nos hunda en la soledad, siempre habrá un pájaro cantor acompañándonos. En el juego de la vida así pesen más las pérdidas que las ganancias, el hecho de existir ya es una riqueza.
La vida depende de las perspectivas con que la analicemos, de las luchas que tengamos que librar, de la manera como la vivamos y de las alegrías con que la disfrutemos. La vida termina realmente cuando se acaban los planes, se deja de soñar, se deja de reír, se enfría el ánimo y la esperanza ha quedado sin empleo…
Vivimos atando y desatando nudos, deshojando margaritas, descubrimos nuevos caminos, corremos riesgos, echamos abajo los muros de la tiranía, rompemos las reglas, odiamos la esclavitud, entendemos por qué los cóndores prefieren las alturas. Decía mi madre que realmente es libre aquel cuyas raíces quedaron arraigadas en los principios y las tradiciones…
El hombre vive perturbado por sus pasiones y ambiciones, aleja la quietud, ensombrece su espíritu; su limbo es ya un infierno. Si observara la tranquilidad de Natura se daría cuenta que por profundos que sean los abismos nada turba su quietud, que aunque no se pueda palpar el perfume de una flor todo lo invade, que en el más recóndito paisaje la belleza de la luna recorre el combo cielo-silenciosa- plateando todo a su paso.
De este universo en el que nos encontramos, nadie nunca ha podido escabullirse, hoy estamos aquí mañana no se sabe dónde, la vida se nos presenta llena de altas y de bajas, estamos rodeados de gente y bendiciones, pero nos aislamos del hogar, de nosotros mismos, de los que nos aman y de todo. Quien tiene un plan no tiene tiempo para enfermarse. “En esta vida más triste que enfermarse, es no ser nadie, para nadie” (Teresa de Calcuta)
La paradoja de este momento es que aunque la comunicación llega hasta los más alejados rincones, hemos olvidado compartir gratos momentos en persona y dialogar, hemos olvidado sonreír como también que no somos máquinas. Otra paradoja es que en medio de tantas facilidades de estudio, tiene más importancia en los jóvenes de hoy un aparato, un bonche y su pereza, que el deseo de estudiar, asegurarse un futuro y superarse, otra contradicción es que habiendo evolucionado tanto el mundo, todavía gobiernan espantosas, ambiguas y rancias tiranías. Ser libre o ser esclavo, ser leño o humareda, pertenece a la decisión de cada uno.
La vida es canto de inenarrable dulzura. De la misma fuente que brotan las alegrías, es colmada igual con nuestras lágrimas. La vida no es una batalla sin pausa, debe fluir como el agua de la fuente.
Vivir es decidir por donde caminamos, es sonreír agradecido al cielo, es orar cuando queramos, variar es cambiar el trayecto de siempre, es caminar bajo rayos aurorales, meditar es seguir siendo inalterablemente el mismo, es escuchar nuestras voces interiores, es acudir al mejor consejero, al más seguro y fiel amigo, al que de verdad nos quiere, ese que vemos cada día del otro lado del espejo. Somos creación de Dios, cuya voluntad no ha creado nada en vano bajo el sol.
“Hay tantas cosas para gozar en nuestro paso por la vida y es tan corta la permanencia en este mundo, que sufrir es una pérdida de tiempo” (F.Cabral)
Amanda N. de Victoria
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