En anterior oportunidad, desde este espacio, nos tocó referirnos al merecido reconocimiento que universitarios de la región le brindaron a Cecosesola, por la labor que desde hace décadas viene realizando a favor de la colectividad regional. Un esfuerzo tesonero y perseverante que, desde el punto de vista de sociológico, hace posible que con el tiempo, dicha organización se convierta en un símbolo de las instituciones larenses.
Esa posibilidad de mantenerse y seguir trabajando, adaptándose a las circunstancias que la dinámica política, social económica, ambiental, cultural y tecnológica, entre múltiples dimensiones, tiene que ver con lo que denominamos la sustentabilidad. Es el reto de las organizaciones en el contexto actual: el Desarrollo Humano Sustentable. Una convivencia que garantice el futuro de las generaciones sin hipotecar el presente.
Cecosesola, ha sido objeto de estudio, desde diferentes perspectivas, como modelo de gestión organizacional, no solamente en el ámbito regional y nacional, sino internacional. Representa, en la práctica que genera, una verdadera Escuela para el cooperativismo. Desde el Programa de Licenciatura en Desarrollo Humano, las investigaciones llevadas a cabo, así lo constatan y corroboran.
En ocasión de promoverse las tesis acerca del fortalecimiento de la Economía Social, en el nuevo paradigma del desarrollo, es decir, un modelo socioproductivo alternativo, esa idea- fuerza se incorporó, en sintonía con el debate mundial del momento, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. De hecho, la política pública se orientó en ese sentido. Lamentablemente, al margen de la valiosa experiencia del cooperativismo larense, el resultado que se logró fue, como bien señalan los especialistas: un cementerio de organizaciones de este tipo. Sin control, la apuesta por la sustentabilidad, degeneró en clientelismo.
La crisis económica que padece el país se traduce en vulnerabilidad. La falta de divisas y de ingresos obliga a decretar nuevas medidas de carácter impositivo. Cuando en noviembre del 2014, el Gobierno Nacional, vía habilitante, aprobó la reforma de la Ley del Impuesto Sobre La Renta (ISLR), decretó la exención de tal pago a las cooperativas y las fundaciones. Pero, así como argumentó “que los nuevos impuestos sobre el alcohol y bebidas alcohólicas no incluyen a la cerveza. porque es la bebida más popular, la que el pueblo consume y estas medidas no van a afectar al pueblo”. Igualmente, ha debido razonar en torno al caso de las “fundaciones disfrazadas de organizaciones sin fines de lucro” y sus excepciones.
El desconocimiento de la realidad del cooperativismo larense, nuevamente lo lleva a “tropezar dos veces con la misma piedra”. Hasta tres, agregaríamos nosotros.
El enriquecimiento neto, proveniente de la explotación primaria de las actividades agrícolas, forestales, pecuarias, avícolas, pesqueras, acuícolas y piscícolas fue exonerado del Impuesto Sobre La Renta, por orden del Ejecutivo Nacional.
Según el Decreto Presidencial 2.287, publicado en la Gaceta Oficial 40.873, de fecha 28 de marzo de 2016, esta medida tiene por objeto contribuir a la protección del productor y los rubros naturales, así como incentivar al sector agropecuario.
Cecosesola, ha realizado todas las gestiones legales necesarias en procura de lograr la exoneración del referido impuesto. ¿Será posible que el Ejecutivo, con potestad para ello, desatienda esta petición? Se trata de un legítimo clamor popular para atenuar su vulnerabilidad fiscal.
