El caso de los «Panama Papers» tuvo una nueva repercusión este miércoles con el registro de la sede de la UEFA por la policía suiza, en tanto que las grandes potencias piden combatir la opacidad fiscal y mantienen la presión sobre Panamá.
«Puede existir una supuesta gestión desleal y eventual abuso de confianza», explicó el procurador general de la Confederación Helvética en un comunicado enviado a la AFP en el que precisó que «el proceso, por ahora, no se dirige contra una persona concreta».
Por su parte, en otro comunicado transmitido a la AFP, la UEFA afirma «haber recibido la visita de la policía federal suiza que actuaba en virtud a una orden y pidió ver los contratos entre la UEFA y Cross Trading/Teleamazonas» para la cesión de los derechos de retransmisión de la Liga de Campeones de las temporadas 2006 a 2009 en Ecuador.
El nuevo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, aparece en los «Panama Papers» al haber firmado contratos que aparentemente estaban por debajo del precio de mercado cuando era director del servicio jurídico de la UEFA, junto con dos argentinos acusados por la justicia estadounidense en el escándalo de corrupción de la FIFA.
Las revelaciones sobre las prácticas fiscales han levantado duras críticas de líderes occidentales, como el presidente estadounidense Barack Obama, que piden luchar contra la opacidad fiscal y financiera.
Estados Unidos, aliado histórico de Panamá, fue propietario del canal hasta 1999.
La próxima semana en Washington, aprovechando la asamblea de primavera del FMI y del Banco Mundial, los ministros de Finanzas de las principales economías mundiales van a abordar estas cuestiones en la reunión del G20.
En tanto, Francia decidió volver a poner a Panamá en la lista de paraísos fiscales y pidió a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que conduzca la lucha para la optimización fiscal en todo el mundo.
«Ya sea en el G20 o en la OCDE, Francia se va a asegurar de que la cooperación internacional sea fortalecida», prometió este miércoles el presidente francés, François Hollande.
Por el momento, la única víctima importante de las revelaciones es el primer ministro islandés, David Sigmundur Gunnlaugsson, que dimitió el martes.