Esta frase fue pronunciada por Mick Jagger líder de la histórica banda The Rolling Stone durante su concierto en La Habana, en donde hasta hace muy poco tiempo el rock estaba prohibido por la revolución.
La frase de Jagger resume muy bien lo que esta pasando en Cuba desde diciembre de 2014, cuando el presidente Obama decidió descongelar las relaciones entre ambos países, rotas tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 en el marco de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
El Presidente estadounidense viajó a Cuba con empresarios y corporaciones dispuestos a invertir en la exangüe economía de la isla caribeña, al tiempo que ha llevado un mensaje democrático y esperanzador a los cubanos.
Obama en su discurso destacó las afinidades históricas que existen entre ambos pueblos, y las diferencias en cuanto a modelos políticos y económicos, para luego afirmar que el objetivo de su país es ofrecer oportunidades de desarrollo al pueblo cubano. A pesar de su tono conciliador el Presidente no dejó escapar la ocasión para poner de bulto la falta de libertades políticas del sistema cubano. Señaló: “Yo creo que los ciudadanos deberían ser libres de expresar sus ideas sin miedo, de organizarse y de criticar a su gobierno y protestar pacíficamente… Yo creo que cada persona debería tener la libertad de practicar su fe de forma pacífica y pública. Y, sí, yo creo que los votantes deberían de elegir sus gobiernos en elecciones libres y democráticas”.
Posteriormente, Obama viajó a Argentina gobernada por el recién electo Presidente Mauricio
Macri, en donde abogó por el respeto a la democracia y a los derechos humanos. La visita del mandatario norteamericano a la nación austral coincidió con la conmemoración del aniversario del golpe de Estado del General Videla en 1976, cuartelazo que contó con el apoyo de los EEUU.
Estos movimientos de la diplomacia norteamericana tienen una importancia fundamental para nuestro país, especialmente cuando hablamos de Cuba, que a partir de 1999 se convirtió en el principal aliado de Venezuela y receptor de los mayores beneficios de Petrocaribe, en una alianza que va mucho más allá de lo económico, y que se sustenta en la cercanía ideológica entre ambos modelos.
La visita del Presidente Obama, que para muchos representa sólo un acto simbólico de un Presidente que ya está de salida, tiene otra lectura, porque en política incluso los símbolos constituyen elementos importantes de análisis que apuntan a futuras acciones y lineamientos de política.
Las consecuencias de la visita de Obama a Cuba apuntan hacia el apoyo de la nueva estrategia cubana de abrirse al mundo y buscar inversiones para revitalizar su economía ante la debacle venezolana, y esto pasa por dejar la ideología a un lado y reconciliarse con su enemigo histórico.
El gobierno cubano entendió lo que su aliado venezolano aún no comprende, y es que la supervivencia de un modelo político no es posible si no se le ofrecen a los ciudadanos las condiciones mínimas para desarrollarse y prosperar. Raúl Castro enterró la retórica antimperialista para buscar mejoras para su país.
Por otro lado, la visita a Argentina de Obama constituye un acercamiento importante que busca luego de los desencuentros con el kirchnerismo, posicionar a Argentina como un importante aliado hemisférico, en un contexto en el que el Presidente Macri ha tomado como bandera la defensa de la democracia y los derechos humanos en la región, en claro enfrentamiento con los países del Alba.
Si a esto sumamos la reciente derrota electoral del presidente Morales en Bolivia, que le impedirá presentarse a la reelección, y las implicaciones de los casos de corrupción en Brasil que involucran a la Presidenta Rousseff y al ex presidente Lula, estamos ante un escenario regional desfavorable para el gobierno bolivariano, en el que prácticamente se está quedando sin aliados políticos en la región.
Siendo Brasil y Argentina los países más influyentes por el tamaño de sus economía y su tradicional importancia estratégica, un giro en las posiciones de sus gobiernos podría implicar que en el futuro prosperen iniciativas destinadas a preservar la democracia en el hemisferio como la activación de la Carta Democrática Interamericana, una de las opciones que maneja la Mesa de la Unidad Democrática para generar una alerta a los países amigos sobre el deterioro de la democracia en nuestro país.
Definitivamente algo está cambiando en nuestra región.“Algo está cambiando, ¿no?”