Bernardo Mendoza de 85 años, tenía 20 años trabajando como taxista en la línea Caralí que funciona al oeste de la ciudad. Ayer llegó a las 7:00 de la mañana y estuvo conversando con varios de sus compañeros, estaba animado como todos los días esperando la primera carrera que le solicitaran.
A las 10:00 de la mañana aproximadamente una pareja pidió el servicio de taxis con dirección a la empresa P&G ubicada en la zona industrial, el encargado de llevarlos fue Bernardo. Esa fue la última vez que lo vieron sus compañeros.
Veinte minutos más tarde aproximadamente, una llamada a la línea por parte del laboratorio, al que también Bernadino le hacía transporte les comunicó que había sufrido un accidente en la Circunvalación Norte, según la información que recibieron.
Los taxistas de inmediato se movilizaron hasta el lugar, a la altura de Moyetones. Al llegar se encontraron con un choque entre dos vehículos; una camioneta modelo vans color blanco, placa A6K290, en la que se trasladaban dos personas y quienes impactaron contra el century de Bernardino, exactamente hacia el lado del conductor.
Testigos del hecho manifestaron que Bernardino intentó cruzar al canal izquierdo para retornar hacia la ciudad de una manera imprudente, ya que no le correspondía, la camioneta vans venía a gran velocidad y aunque frenó no pudo esquivar el carro del taxista impactándolo tan fuerte que le quitó la vida al instante, al perecer de politraumatismo.
No lo podían creer
A los minutos del hecho fueron llegando los familiares para confirmar la trágica noticia.
Al ver el cuerpo tirado en el pavimento sus hijas se lanzaron hacia él sin poder contener el llanto. Mientras sus hermanos lo veían desde lejos tratando de asimilar su muerte.
“El era muy alegre, la verdad es que no parecía que tuviera 85 años porque siempre andaba con buen ánimo”, dijo un compañero de la línea de taxis, quien considera que Bernardino se dedicaba a esa actividad como un hobby, para mantenerse ocupado, ya que en su opinión no tenía grandes necesidades y anteriormente trabajó como militar.
“El sentía gran satisfacción de que sus hijos eran personas de bien, trabajadores y profesionales”, resaltó el compañero de trabajo.
La víctima tenía su vivienda en la calle 48, pero como la estaba remodelando se había mudado para Cabudare. La mayoría de su familia vivía en Pavia.
Las personas que se trasladaban en la camioneta no presentaron heridas graves.