Por la puerta del sol – Expresión personal

“Escribir es la manera más profunda de leer la vida” (F. Umbral)
Disfrutar la lectura de un buen libro es pasarse horas enteras caminando sobre fantásticas leyendas, es disfrutar un viaje por los clásicos escuchando el sonido de una lira invisible, es sentir el roce de una quilla llena de ovas que va dejando una barca errante, es descubrir desde la primera página hasta la última las pasiones del hombre en su temerosa lucha, sus derrotas, sus flébiles victorias, sus amores, sus sentimientos puros, sus amarguras, escribir es aprender a viajar sobre hojas de papel hasta pulir lo burdo de nuestra escasa cultura. Es muy satisfactorio poder captar la riqueza del alma en sencillas praderas, sentir el tropel de dioses humanos ansiosos de gloria, es poder entrar en las soledades y darles luz, hacer caminos por las vías de una oración hacia Dios, es lograr extasiarse ante el aleteo de las mil revoluciones del colibrí en un cuento, es poder penetrar en la selva de miles de letras pequeñas y entender por qué el hombre nunca cesará de soñar.
Grandes obras dejaron Aristóteles, Homero, Dante, Goethe, en ellas podemos contemplar el flujo inmortalizado de su envidiable espíritu vital.
Para hacer un tema el escritor tiene en cuenta: lenguaje, pensamiento, punto de vista, razón, atrevimiento, emoción y tema a desarrollar. Elementos necesarios a los que acude cuando se pone frente a su cuaderno o computadora. Los escritos dependen de la personalidad de quien los hace; encanta y gusta su sabor cuando el catador (el lector) los saborea y les da el visto bueno que le daría a un buen vino.
Al leer descubrimos en el escritor: vocación, idea, devoción, exquisitez, humor, gracia, sabiduría. Cada uno tiene su estilo personal, la forma de imaginar, dar sabor y color a sus obras. El carácter es en parte innato, en parte cultivado y en parte según la representación que emplea al escribir, lo demás es expresión de su ambiente, de las circunstancias, de su perfil, de sus lecturas y del juego de palabras que utiliza al crear su libro, artículo o argumento. La filosofía y la lógica prestan un gran servicio a quienes escriben. “Los problemas de la vida son el tema de la filosofía, reina del conocimiento” (Lin Yutang).
Para llegar a donde queremos, escollos mil encontramos en nuestro camino, críticas, satisfacciones y halagos, por cada pasión fugaz mil dolores recibimos, muchos trasnochos por cada idea, albores y soles nos lleva a percibir que aunque es oscura la mar, la voluntad es esplendente.
La mayoría de quienes amamos las letras tenemos algo de locos y algo de cuerdos. Escribimos sin limitaciones descubriendo paraísos nunca imaginados. La libertad de escribir sin patrones permite vislumbrar múltiples caminos. Tenemos derechos, incluso el de equivocarnos. Razón y equivocarse es de humanos, nadie es tan perfecto que se compare al cielo ni tan imperfecto que se compare al infierno. “Pienso luego existo” -dice la lógica de Descartes, algunos preferimos la expresión de Whitman de: “Soy suficiente como soy”. Me he aprobado y eso me basta.
Las experiencias y la imaginación son grandes aliados al exponer un tema elegido sin técnicas obligadas ni reglas fijas. Vivimos en un universo tan magnífico como el hombre mismo, por lo mismo nada es más satisfactorio que poder plasmar en un escrito la belleza del universo que nos rodea.
Seguiré escribiendo hasta el final, aunque mis aportes sean apenas un granito de arena. Morirán un día mis fuerzas nunca mi voluntad de seguir mi estrella y avanzar hasta que forme parte de su luz…

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