¿Te has percatado alguna vez que alguien te ha usado como muñeco de ventrílocuo, títere o marioneta, para que hagas o digas lo que otra conciencia ha planificado?
¿Te has puesto a reflexionar la cantidad de veces que alguien te ha subestimado y sin respeto a tu persona te usa como carne de cañón , pues te lanza para que te expongas a las peligrosas tareas que él o ella no pueden o no quieren emprender por temor a las consecuencias?
¿Cuantas veces te has sentido mal contigo, por haber hecho o dicho cosas que no te salieron del corazón y que no son sino expresión de una perversión?
Si alguna vez te sientes como proyección de esos pensamientos, o como el eco de otra persona que no eres tú, o que tu actuar o tus palabras persiguen los intereses de otros y no los tuyos, o que alguien aprovechando la circunstancial posición que ocupa o que ocupas, te está manejando para que materialices sus maquinaciones en las que solamente se encuentra incomoda o incomodo esa persona y no tú. Entonces ciertamente te han subestimado, no te respetan como persona y se están valiendo de tu buena fe para conseguir ganancias que no repartirán contigo, ya que poniéndose por encima de ti y bajo la indignante concepción de considerarte un tonto o una tonta útil, te creen un peón en un tablero de ajedrez, sacrificable.
Pero si tienes conocimiento de la trama, del enredo y de las gambetas que alguien planea y te prestas conscientemente para esas artimañas, desde luego que deberías evaluarte como persona, porque la otra, aquella conciencia que está detrás de ti ya está desequilibrada, ha perdido su naturaleza divina y como fuente envenenada, poco a poco sucumbirá a su propia poción.
Por otra parte, no se engaña a quien se sabe engañado, porque está al tanto del engaño, que no se maneja como engaño sino como herramienta para obtener sus “réditos”, algo así como lo sentenciaron en el aforismo popular “río revuelto ganancia de pescadores”.
No puede ser cómodo y por el contrario si de muy bajo utilizar a otras personas para satisfacer las propias perversiones, para imponer como verdad lo que no es cierto y para crear mártires cuando la presencia de otros hace palpable y evidente la malicia de quien te quiere poner hilos para manejarte a su antojo, o de quien sin medir las consecuencias de su actuar, o habiéndolas medido con sin igual premeditación y alevosía, expone a las personas e instituciones a un resquebrajamiento de su integridad moral, a un debilitamiento de su imagen ética, a una situación de constante duda en su conducta, a una sanción de sospecha ante el grupo social, a un desmejoramiento de su calidad profesional, a una ruptura de sus buenas relaciones sociales. En fin, logra crear un ambiente tenso, oscuro y bajo presión, haciendo que las actividades cotidianas se tornen fastidiosas, temibles o llenas de constante estrés.
No respaldes la acción del desvergonzado o desvergonzada, quien sin respeto a tu persona, te utiliza para promover su odio, para solapar su inseguridad. No te dejes envolver.