El juego de pretemporada que los Rays de Tampa Bay disputarán en Cuba constituye otro paso en el acercamiento entre Estados Unidos y la isla. Pero los peloteros cubanos aspiran a que sea algo más: una puerta para que alguna vez puedan firmar contratos con equipos de Grandes Ligas sin tener que abandonar su país, como lo hacen los jugadores del resto del mundo.
«Ojala que sea un primer paso hacia que los muchachos nuestros se puedan insertar en el béisbol de las Ligas Mayores sin necesidad de ir por un tercer país, arriesgar sus vidas y traer problemas», expresó el jueves a The Associated Press, Rey Vicente Anglada, piloto del equipo capitalino Industriales.
El embargo comercial que Estados Unidos mantiene contra Cuba desde hace más de 50 años no permite que los peloteros cubanos residentes en la isla puedan firmar contratados directamente con equipos estadounidenses. Antes tienen que salir de Cuba, establecer residencia en otro país y luego declararse agentes libres para ser contratados en Estados Unidos.
Para hacerlo, algunos abandonan delegaciones cubanas en viajes al extranjero, como hicieron recientemente los hermanos Yulieski y Lourdes Gourriel en Santo Domingo, y otros salen de la isla contrabandeados en embarcaciones.
Anglada, de 63 años, ex manager de la selección de Cuba, consideró que ya es hora que los peloteros cubanos puedan hacer «igual que los jugadores de Venezuela, de República Dominicana y demás países, que puedan participar allí (en Estados Unidos), enseñar su talento y regresar a su país para seguir viviendo con su familia».
El restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos el año pasado hizo que crecieran las expectativas sobre un posible acuerdo entre las Grandes Ligas y la federación cubana de béisbol para normalizar la contratación de jugadores de la isla.
La visita que dirigentes y peloteros cubanos de Grandes Ligas realizaron en diciembre a la isla, y ahora el partido amistoso entre una selección cubana y Tampa Bay, pactado para el 22 de marzo en medio de la visita del presidente Barack Obama a Cuba, ha generado expectativas en esta nación. Algunos consideran que el béisbol podría desempeñar un papel similar al que tuvo el ping pong en la normalización de las relaciones entre China y Estados Unidos en la década de 1970.
Durante un entrenamiento en el estadio Changa Mederos de la capital cubana, Frank Camilo Morejón, receptor de Industriales y de la selección, recalcó la «gran importancia» de este juego en un momento en que los dos países están viviendo una etapa de acercamiento en todos los sectores.
«Es un gran avance y puede llegar ese momento en que el béisbol cubano tenga sus puertas abiertas a la MLB y a su vez la MLB le abra las puertas a algunos jugadores cubanos», opinó.
El juego con los Rays genera remembranzas de lo que ocurría hace más de 55 años, cuando los equipos de las mayores venían a realizar los entrenamientos de primavera en la isla. Muchos peloteros cubanos integraban entonces los conjuntos de la MLB, como lo hacen ahora figuras como José Abreu, Yasiel Puig y Aroldis Chapman.
Stayler Hernández, jardinero de Industriales y de Cuba, es en la actualidad uno de los mejores bateadores de la isla y percibe en el juego contra Tampa Bay la posibilidad de «medirnos con el mejor béisbol del mundo que es el de la MLB, algo que siempre es bueno para un jugador que se respeta».
Hernández añadió que ahora Cuba tiene peloteros contratados en otros países, como Japón, Canadá, Colombia y «sería algo muy grande si algún jugador de la isla puede firmar un contrato con la MLB» sin tener que abandonar la isla.
El toletero Alexander Malleta consideró como un «orgullo» defender la primera base de Cuba.
«Creo que todo pelotero cubano quisiera enfrentarse a un equipo de Grandes Ligas porque es el mejor béisbol del mundo, creo que cada paso como ese que se dé nos va a permitir aprender, y en estos momentos en el béisbol cubano lo necesitamos mucho», comentó.
Tras sudar la gota gorda en el montículo, Frank Montieth, as de la rotación de Industriales y campeón olímpico con Cuba en 2004, consideró que el encuentro será una oportunidad para «superarse un poco más y poder medir la calidad que tenemos en unos juegos más fuertes a los que estamos acostumbrados».
El juego del 22 de marzo ocurre 17 años después del reencuentro del béisbol cubano con el de Grandes Ligas, en 1999, cuando Baltimore se midió con una selección cubana. Los Orioles superaron 3-2 a Cuba en La Habana y dos meses después, en Baltimore, los cubanos se desquitaron con paliza de 12-6.
El partido se celebrará en el estadio Latinoamericano de la capital, en proceso de remozamiento para ese juego, en presencia de Obama, quien lo anunció en su cuenta de Twitter, y antes más de 50.000 espectadores que colmarán las gradas en una muestra de que el béisbol es la manzana de la concordia entre los dos países.