El papa Francisco tiene un mensaje para los benefactores de la iglesia: no quiere su dinero si proviene de la explotación de trabajadores.
En su audiencia general el miércoles, Francisco fustigó a patrones que maltratan y pagan mal a sus empleados. Es un tema que el prelado jesuita resalta frecuentemente, denunciando cómo los ricos explotan a los pobres y a la clase trabajadora, a menudo sometiendo a trabajadores a condiciones similares a la esclavitud.
Francisco le dijo a la muchedumbre en la Plaza de San Pedro que cuando piensa sobre benefactores de la iglesia que ofrecen donaciones que son «frutos de la sangre» de trabajadores explotados, les dijo: «Por favor, llévense sus cheques y quémenlos».
Y añadió: «El pueblo de Dios y la iglesia no necesitan dinero sucio. Tienen corazones abiertos a la misericordia de Dios».