“Las amistades del petróleo son grasientas” Calouste Gulbenkian
Los precios del petróleo han caído un 75% entre junio 2014 y febrero 2016. Desde este lado del mundo, generalmente los análisis se centran en los efectos negativos que este hecho produce en los países productores y sus consecuencias económicas, sociales y políticas. Venezuela, altamente dependiente de la cotización internacional del crudo, está entre los más afectados. Sin embargo, la crisis generada por el derrumbe de los precios, ha originado un efecto dominó, que amenaza la estabilidad de la economía global en su conjunto, extensiva a las corporaciones petroleras y al mundo financiero.
La relación costo-beneficio
En líneas generales, toda empresa precisa precios que permitan cubrir costos de producción, distribución y generar dividendos. El índice de rentabilidad o relación costo-beneficio, condiciona en buena medida, los proyectos de inversión. Durante el mes de febrero los precios del petróleo, que han caído en barrena, han promediado los 30US$, depreciando esta relación.
Las corporaciones petroleras han debido enfrentar resultados financieros negativos, forzando ajustes en sus presupuestos y nóminas, y cancelación de gran parte de sus proyectos de inversión. En EEUU, aquellas empresas con costos de producción por encima de los 35$ barril han sido particularmente afectadas, en este rango se ubica buena parte de la producción que se obtiene por fracturación hidráulica (fracking), aunque las explotaciones en aguas profundas (Golfo de México) por sus características técnicas y financieras han resultado las más perjudicadas.
Exxon, la mayor corporación petrolera a nivel mundial, ha visto derrumbarse su valor de mercado en unos 105.000 millones de dólares desde junio 2014. Chevron, otro gigante de la industria, acusa una disminución de 100.000 millones de dólares. Así, una tras otra las grandes empresas (Royal Dutch Shell, Total, BP, ENI, Statoil, ConocoPhillips, Repsol) experimentan pérdidas significativas en sus cuantías de negocios. Según la Agencia EFE, las corporaciones pudieran haber perdido en 2015 un 78% de sus beneficios, respecto de los obtenidos en 2014. Esto se traduce en el cierre de alrededor de unos 200.000 puestos de trabajo en 18 meses.
Las petroleras de los países emergentes no han corrido con mejor suerte, Petrobras empresa brasileña, se ha desmoronado por la caída de los precios y por manejos turbios en sus procesos administrativos. Pemex de México, luce estancada. Pdvsa, no cotiza en Bolsa y su eficiencia técnica y gerencial está seriamente cuestionada.
En Alberta (Canadá), se ubica la tercera mayor reserva de petróleo, en forma de arenas bituminosas, cuyos costos de extracción son particularmente altos. Luego de gozar de una bonanza que aportó unos 200.000 millones de dólares entre 1999 y 2013, la caída de los precios ha afectado la economía, depreciado la moneda y la pérdida de 30.000 puestos de trabajo en los últimos 12 meses.
En conjunto, las petroleras han reducido en el último año un 30% de sus inversiones de exploración y producción, unos 380.000 millones US$ según Wood Mackenzie. A mediados del 2015, analistas del banco de inversión Jefferies estimaban un precio de 80$ por barril para 2016, para cubrir gastos y dividendos (Reuters, 8 Mayo 2015).Algunas de las mayores empresas, recurrieron a operaciones de corretaje consistentes en compraventa de crudos y derivados financieros altamente especulativos (Wall Street Journal 7 Mayo 2015)
Empresas, banca y mundo bursátil
El derrumbe de los precios, se ha reflejado en las cotizaciones que las empresas del sector energético realizan en las bolsas mundiales, se calcula una pérdida de unos 3 billones de dólares en el último año y medio, alejando las inversiones y mermando las posibilidades de financiación. En el corazón de la tormenta que ha azotado al sistema bursátil en los últimos meses se encuentra la banca. Algunos como JP Morgan, Citigroup, Bank of America, SuisseGroup AG, Goldman SachGroup, han expresado su inquietud por las cuantías en créditos otorgados al sector, además de las pérdidas en la emisión de bonos y acciones de compañías petroleras.
También han sido perjudicados los tenedores de bonos de corto plazo y de notas estructuradas de deuda cuyos retornos de capital dependen de una recuperación del precio del petróleo (Wall Street Journal 8 Feb. 2016). Mientras ello no ocurra, la desvalorización de las inversiones realizadas en el sector continuará. En la tendencia bajista de las bolsas, los bancos vinculados con el sector petrolero, han protagonizado las caídas más notorias. El 25 de Enero, la agencia de calificación Moody´s colocó a 120 empresas del sector energético en revisión hacia la baja, lo que necesariamente impactará sus perfiles de crédito.
Adicionalmente, parte de la banca, ha debido repatriar grandes montos de capitales expresados en fondos soberanos petroleros, realizados desde los países del Golfo Pérsico, que mermados sus ingresos de exportación, han buscado con estas transferencias compensar sus presupuestos de gastos.
Según referencias de Bloomberg, un 30% de los fondos soberanos de Qatar, Kuwait, Abu Dabi, Dubái son títulos de empresas financieras. Estos fondos soberanos forman parte de la estrategia que utilizaron países como Arabia Saudita, Noruega y los señalados, para ahorrar parte de los excedentes generados por la explotación petrolera.
En la economía global, las repercusiones de la caída de los precios del crudo, generan un conflicto de intereses, que como se puede inferir, obliga a reacomodos estratégicos, económicos y financieros. Las secuelas son variables, pero a todos nos alcanza.