Devaluación y aumento del gasto público recrudecerá déficit fiscal

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Como un “gravísimo error” calificó Aníbal Peña Javitt, economista y profesor jubilado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), que el Gobierno nacional en sus recientes medidas, que para él no lo son porque no aplican una corrección a la economía, haya devaluado la moneda al pasar el dólar preferencia de Bs/$6.30 a Bs./$10, a la par que incrementó el gasto público, con el aumento de sueldos y el bono de alimentación. Para el analista se trata de una combinación peligrosa.

Considera que por el contrario, esos anuncios profundizan la crisis bajo condiciones peores a las de otras etapas en la historia del país, ya que todo esto ocurre con bajos precios del petróleo.

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Asimismo, criticó que el ministro de comercio exterior e inversión extranjera, Jesús Faría, señalara posterior a los anuncios, que la migración del dólar conocido como viajero de la tasa a Bs/$12,30 a Bs. 200, según valor flotante, no sería otra devaluación, sino una “revalorización”.

Javitt explicó que el término empleado por el funcionario público aplica cuando se puede adquirir más productos con la misma moneda y no a la inversa, como ocurriría en el caso mencionado.

-Los que sí obtendrán más bolívares serán los del Estado, pero estos deberían ir a PDVSA que tiene un déficit por subsidio de gasolina de hasta 12 mil millones de dólares anuales, no a las misiones.

A esto agregó que el único sector beneficiado con la devaluación del bolívar sería el exportador, que podría llevar al mercado internacional productos más baratos, a diferencia de las importaciones, que podrían verse gravemente afectadas en este 2016, no sólo por la merma de ingreso de divisas al país por canasta petrolera, sino porque los productos que se coloquen en el mercado criollo, con esta nueva tasa, podrían presentar un incremento del 56%.

Aunque no se haya pasado el bolívar por dólar a Bs. 200, como consideran convenientes múltiples expertos, podría haber entonces un incremento considerable en el costo de alimentos y medicinas, dos de los rubros beneficiados con el dólar preferencial.

El incremento de losprecios afectará a los consumidores, aún cuando entre salario mínimo y bono de alimentación hayamos pasado de Bs. 16.399 a Bs. 24.953.

Esquema que igualmente critica, ya que históricamente se ha rechazado en Venezuela que los trabajadores obtengas más por bonificación que por salario incidente en otros beneficios laborales.

Escenario que empeora con los actuales índices de escasez, para cuya problemática el gobierno planteó una reestructuración del sistema de bodeguero.

Javitt insistió en que desde las bodegas no se mejorará la situación actual.

Asimismo, subrayó que la persistencia en la Ley de Precios Justos, como parte del programa del Estado Mayor, profundizará la escasez y el desabastecimiento.

Mirada en retrospectiva

Javitt compara la situación de Rómulo Betancourt, de fama comunista, con la actual y refiere que el dólar históricamente había sido un bien cuyo precio se había mantenido estable en Venezuela. Fue a partir del 18 de febrero de 1982, con el Viernes Negro, cuando hubo un estrepitoso cambio.

En este sentido, acotó que las actuales condiciones del sistema de cambio son reflejo de la estructura económica de un país, cuyas fuentes de divisas eran la exportación de café, cacao y petróleo.

-No fue sino hasta 1958 que se mantuvo estable el sistema cambiario. El BCV compraba dólares a las empresas petroleras, en manos de empresas privadas, a 3.09 bolívares y lo vendía al público a Bs. 3.35, hasta 1959, en la presidencia de Rómulo Betancourt, se crearon expectativas negativas sobre la economía del país, dando origen a una gran fuga de divisas y a la falta de inversión.

Entre 1958 hasta 1960 también se apreciaron importantes caídas en la balanza de pago.
Las reservas internacionales disminuyeron de $2 millones a $1.400 millones entre 1958 y 1961. También disminuyó la liquidez monetaria de la banca.

Para corregir esta situación se adoptaron políticas fiscales y cambiarias, por lo cual el 8 de noviembre de 1960, según el decreto 390, se establece el control de cambio, lo que no logró detener la fuga de capitales ni el deterioro de las reservas internacionales.

Relató que en marzo de 1961 se modificó el sistema cambiario y crearon dos tipos de cambio: Bs./$ 4,70 para gastos de viajes e importaciones consideradas no esenciales y Bs./$ 3,35 para el resto de las transacciones. Sin embargo, con estas medidas Betancourt no logró superar el desequilibrio existente en la balanza de pago, debido a que la diferencia en el precio del dólar generaba una fuerte distorsión en el mercado. Igualmente, hubo un aprovechamiento del dólar preferencial.

En abril de 1962, según decreto 724 se transfiere el tipo de cambio de Bs/$ 4,70 a aproximadamente el 80% de las importaciones, así como las repatriaciones de capital. Esto hizo que el Estado recibiera más bolívares. La medida permite un proceso de equilibrio en la balanza de pago. Sin embargo, en la actualidad son muchos más los productos beneficiados con el dólar preferencial y la diferencia entre las tasas actuales amplia.

También se aplicó la disminución del sueldo al sector público en un 10%, lo que a la vez permite reducir el gasto público. Por tanto, uno de los errores fundamentales de las actuales medidas es el aumento del gasto público, lo que incrementa entonces el déficit fiscal.

Para enero de 1964, según decreto 1.159, se eliminó el control de cambio vigente en Venezuela desde 1960, como medida transitoria. También le restituyeron el 10% de sus sueldos a los empleados públicos.

Peña Javitt criticó que en la actualidad no sólo se aumenten los sueldos, sino que se financien estos con la emisión de dinero inorgánico a través del Banco Central de Venezuela (BCV).

Las verdaderas medidas

A fin de corregir el problema y no profundizarlo es preciso realizar una unificación cambiaria (Bs./$ 150 y la flotante). Aunque el impacto sería mayor para el ciudadano, el estado obtendría Bs. 144 de diferencia por dólar, con lo que podría asistir a las clases más necesitadas, con base en estudios socioeconómicos.

También destaca la necesidad de eliminar el control de precios y entrar en disciplina fiscal, es decir gasta menos de lo que ingresa a la economía del país. El gasto público, apuntó, no debe ser un gasto corriente, sino gasto de inversión en educación, salud y otros rubros.

El economista dijo que el país requiere la eliminación de los fondos paralelos, a fin de dar cumplimiento al principio de la Unidad del Tesoro y evitar el manejo discrecional por parte de funcionarios públicos.

Igualmente, mencionó, se debe regresar la autonomía al BCV.

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