Para un ser humano es un terrible castigo ser privado de su libertad, en un país civilizado deben garantizársele las mínimas condiciones para su aseo, alimentación y descanso. En Venezuela, la situación de los años recientes es por decir lo menos dramática, al hecho de la privación de la libertad debe sumársele, un conjunto de condiciones paupérrimas que pulverizan la humanidad de estas personas convictas.
Vemos con dolor como los familiares, en especial las madres –nada como una madre-, sufren todo un calvario para visitar a sus familiares o hacerles llegar un alimento que con cariño les han preparado. Hemos visto a través de los distintos medios de comunicación el llanto desgarrador de quienes viven el terror, de tener a un ser querido en un lugar de ese tipo, a la hora de un motín o los llamados coliseos, no se sabe qué pasará con la vida de quienes se encuentran allí dentro.
La situación de violencia y delincuencia que se vive hoy en día en nuestra amada Venezuela, producto directo de la pérdida de los valores fundamentales de cualquier sociedad, ha hecho que los centros de reclusión se encuentren abarrotados de las ovejas descarriadas. Son las cárceles, los “hoteles” con mayor índice de ocupación en nuestra patria, la demanda de cupos en estos lugares es inmensa.
En esos sitios hay personas hacinadas, mientras que otras tienen algunos beneficios extra, como televisión, incluso en algunas cárceles se han detectado discotecas o ciber-cafés. Todos estos beneficios dependientes de una especie de gobiernos internos dirigidos por los llamados “pranes”, que no son otra cosa que reos convertidos en autoridad, son ellos quienes en muchos casos mandan en sus sitios de reclusión.
Dentro de este lamentable panorama la respuesta del gobierno nacional, ha sido la creación de un ministerio concebido especialmente para atender las necesidades de las prisiones del país, las medidas tomadas por este ente no han sido las más acertadas. Continúa el caos en las cárceles venezolanas. Hoy en día sólo muerte, violencia, abuso y desolación se asocian a estos sub-mundos, que están insertos en nuestra sociedad.
Recientemente observábamos el canal del Twitter @Trafficlara, en el que se colocan comentarios sobre tránsito vehicular, estado de las vías, pero también comentan los usuarios sobre los temas actuales, siendo el de las cárceles uno de estos. Algunos de los colaboradores, asomaban la necesidad de implementar la pena de muerte, ante la criminalidad de nuestras calles, eso nos preocupó y llamó a la reflexión.
Nada más alejado de la realidad, que pensar en el ojo por ojo para solucionar el problema de la violencia en nuestra Venezuela. Ese gran Maestro de la humanidad como lo fue Mahatma Ghandi, aseveró en una oportunidad: «Ojo por ojo y al final el mundo acabará ciego”. No debemos ni podemos tomar la justicia por nuestras manos.
La solución de fondo son la educación y la cultura, se hace necesario que las cárceles funcionen como lo que deben ser, lugares de preparación para reinsertar a esos miles de seres humanos a la sociedad, que estas personas tengan la posibilidad de estudiar, de aprender un oficio que les haga posible ganarse dignamente el sustento diario de ellos y de sus familiares, que también puedan realizar deportes o actividades culturales.
Haciendo de estas personas, seres humanos útiles, enseñándoles valores humanos, religiosos, laborales, económicos y sociales, tendremos la garantía de heredarles a nuestros hijos, una Venezuela más civilizada, honesta y productiva. Confiemos en el poder de Dios y elevemos oraciones para que se cristalice el sueño de una mejor Venezuela.
@EmigdioCA
emigdiocastillo.blogspot.com
