Las familias del caserío Colinas de Sarare, en el municipio Simón Planas, están cansadas de acudir a diferentes organismos para exigir les construyan un local adecuado para el funcionamiento de su única escuela.
Son cerca de cien grupos familiares cuyos niños recibían clases anteriormente en la escuela de Gamelotal, pero a diario debían exponerse al serio peligro de ser atropellados por vehículos pues debían cruzar dos veces la autopista.
“Gracias a Dios no nos mataron un muchacho durante todo ese tiempo, pero nos vimos en la necesidad de construir nuestra escuelita para evitarnos esa preocupación todos los días”, manifestó Mirna Alvarado, una de las madres.
“En el comienzo los muchachos andaban dando tumbos para recibir sus clases, a veces bajo las matas de mango o de mamones por falta de una escuela, hasta que decidimos construir la nosotros mismos”, explicó Víctor Alejos, otro representante.
Y con la colaboración de los vecnos, pidiendo al que pudiera darles algo, unos bloques, cemento, láminas de zinc, vigas, todo lo necesario, construyeron un salón donde deben recibir instrucción los casi 50 alumnos de preescolar hasta sexto grado existentes.
Pero no cuentan con suficientes pupitres y algunos de los que tienen están muy deteriorados, por viejos, además de carecer de pizarra y otros artículos necesarios en un verdadero salón de clases.
Además, como el local ni siquiera tiene puerta, a excepción de un viejo colchón, la seguridad no existe, ni para los alumnos ni para el personal docente conformado por cuatro personas.
Se conoció que la escuelita es una extensión de la de Gamelotal y depende del Ministerio de Educación, de allí que corresponde a FEDE la construcción de una estructura adecuada, si es posible similar a las que el gobierno de Venezuela ha construido en otros países como Bolivia, Nicaragua y Ecuador.
Pero el de la escuela no es el único problema que confrontan los vecinos de Colinas de Sarare pues a pesar de los años de fundado del caserío, aún Corpoelec no ha procedido a hacer las instalaciones de electricidad.
Actualmente dependen del cableado que ellos mismos instalaron.
También requieren con urgencia un plan de viviendas para las familias de pocos recursos que no disponen de un techo digno para vivir.
Igualmente está el caso del camión recolector y compactador de basura, adquirido por esa y otras comunidades del municipio, que se dañó y en la alcaldía ofrecieron repararlo pero con la condición de que se lo asignaran al organismo municipal, lo que, lógicamente, no aceptaron porque representaba que se apropiarían de algo que los vecinos adquirieron y no pueden regarlarlo.
El camión tiene su historia porque al dañarse el sistema de compactación de los desperdicios quedó para ser utilizado en otros menesteres, incluyendo como ambulancia, aunque luego se le dañó el motor y desde hace meses permanece abandonado mientras la basura inunda los caseríos cuyos consejos comunales invirtieron sus recursos para adquirirlo y así solucionar el problema que confrontaban en vista de que la alcaldía no cumplía con el servicio.
Y así como Mirna Alvarado y Víctor Alejos, todos los habitantes de Colinas de Sarare, frente a Gamelotal, exigen del gobierno, municipal, regional y nacional, les solucionen los problemas que confrontan, en primer lugar el de la escuela que es de primera necesidad.
Fotos: Elías Rodríguez
