La Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana, emitió un comunicado público, sobre el estado del sistema de salud en Venezuela, en el marco de la jornada mundial del enfermo.
Los altos prelados afirman que los venezolanos sufren actualmente un profundo deterioro en materia de salud, debido básicamente «a las limitaciones en la asignación de recursos económicos, humanos y materiales o el manejo inadecuado de los mismos».
«En los últimos meses se ha recrudecido sistemáticamente la falta de medicamentos para todo tipo de enfermedades, pero especialmente para enfermedades de diabetes, tensión, epilepsia, VIH, cardiovasculares, que ya han cobrado la vida de numerosas personas, sin verse solución por parte de los organismos gubernamentales. Esta ha sido una situación denunciada desde hace bastante tiempo por gremios médicos y farmacéuticos, a los cuales el Estado no les prestó ni les ha prestado atención, por ser una prioridad política», alertan.
Asimismo critican que el ministerio de Salud tome a la ligera la falta de prevención, vigilancia y control sanitario, lo que ha traído como consecuencia la reaparición de enfermedades infectocontagiosas trasmitidas por vectores como la malaria, el dengue, la chicunguña y el Zika.
Afirman además que es notable «el colapso total de los servicios asistenciales que prestan la red pública de establecimientos compuesta por centros de salud, ambulatorios y hospitales, que son hoy en día, incapaces de satisfacer las necesidades y demandas de la población en condiciones normales, por el deterioro de las infraestructuras, insatisfacción del recurso humano a todos los niveles y lo más importante déficit de materiales y equipos para el adecuado y oportuno desempeño de las instituciones».
La CEV advierte que la crisis de desabastecimiento de alimentos también amenaza la salud del venezolano, ya que se podrían incrementar problemas como la desnutrición, la obesidad, y alteración del estado psíquico lo que genera angustia, miedo y ansiedad.
«Estamos casi en una situación de sálvese quien pueda; si esto es así entonces es necesario apostar por la vida, trabajar para que se dé en todo el contexto de la nación la opción de una vida digna, no como nos encontramos actualmente. Por lo tanto la iglesia exige al Estado y a sus diferentes instituciones avocarse a dar respuesta oportuna a tan trágica situación», sentencia la Conferencia Episcopal.
Finalmente los obispos aseguran que la salud es un derecho humano y no puede estar por debajo de los intereses ideológicos de grupos, instituciones o gobiernos.
«Esta situación de crisis profunda en salud que experimentamos todos, nos debe sensibilizar ante el sufrimiento llamado hasta ahora ajeno, pero que en circunstancias como la que vivimos se hace propia. El Papa Francisco nos ha invitado a tocar el sufrimiento del otro, y sabemos que actualmente en Venezuela hay mucho sufrimiento en los centros de salud como en nuestras familias. Pero no debemos desesperanzarnos, sino activarnos como pueblo para exigir nuestros derechos cumpliendo nuestros deberes, particularmente el derecho a la salud y a la vida, el derecho a sanarnos y vivir armónicamente con nuestros semejantes y con la naturaleza», finaliza el comunicado.