La historia sobre el paso a la adultez suena familiar: una chica tímida tiene problemas para encajar y recurre a una amiga imaginaria. La originalidad de la cinta nominada al Oscar El recuerdo de Marnie surge de imágenes hechas a mano que expresan el dolor interno de la chica.
La exquisita animación a mano es el sello distintivo del renombrado Studio Ghibli de Japón, donde el director de la película, Hiromasa Yonebayashi, trabajó por años.
Yonebayashi dice que la forma en la que los artistas han ilustrado cuidadosamente los cielos nublados y las pequeñas olas expresan el alma de su personaje principal, Anna, quien tiene una herida en el corazón porque es adoptada.
“Es un reto expresar las emociones internas visualmente a través de sus gestos y en el paisaje”, dijo el director en una entrevista con The Associated Press en las pintorescas oficinas del Estudio Ghibli en Tokio. “El viento es frío, pero está la calidez de un abrazo”.
La madre adoptiva de Anna está tan preocupada por ella que la manda a pasar las vacaciones de verano a la orilla del mar en Hokkaido, en el norte de Japón, para que esté con unos parientes que viven en una curiosa cabaña junto a un lago pantanoso y unas colinas verdes.
Ahí conoce a Marnie, quien con su largo cabello rubio parece fuera de este mundo y logra atrapar la atención de Anna y su amistad mucho mejor que las chicas aburridas y ruidosas de su clase.
El triste final implica una separación inevitable, pero un giro en la historia hace que la heroína haga las paces consigo misma, mientras que enseña una lección sobre cómo perduran algunas relaciones importantes.
“Ella aprende que las personas que la rodean de hecho la aman”, dijo Yonebayashi sobre Anna. “Es un pequeño paso para una persona, pero a la vez es un gran paso y eso es lo que expresa esta película. Creo que eso no se ha hecho antes”.
El recuerdo de Marnie (presentada a los Oscar con el título en inglés When Marnie Was There) carece del estilo exagerado de otras cintas animadas de Ghibli u otros estudios.
Yonebayashi dijo que elogió hacer las imágenes de los paisajes y los movimientos de los personajes más realistas, para acentuar la cualidad onírica de las escenas con Marnie.
Yonebayashi dejó recientemente Ghibli para hacer sus propios proyectos, pero ahí trabajó en sus primeras películas, como La princesa Mononoke y Ponyo y el secreto de la sirenita, dirigidas por el fundador del estudio Hayao Miyazaki, quien ganó un Oscar en 2003 por El viaje de Chihiro y un premio honorario de la Academia en 2014.