Confieso que llevo 17 años tratando de entender este régimen y no lo he logrado. Me declaro incompetente. No los entiendo. Son raros, extraños, su conducta, sus actos, sus palabras y gestos, sus gustos no son los de la gente que yo considero normal. El régimen dice una cosa y hace otra, predomina entre sus integrantes la mentira y el engaño. Lo que sí he comprobado, es que así son los comunistas. Se dice que Winston Churchill y los aliados en la segunda guerra mundial, por ejemplo, tuvieron que aceptar una alianza circunstancial con Stalin para derrotar al nazismo, pero sabiendo que el comunista era igual o peor que Hitler.
Refiero todo esto porque si algo me ha parecido trascendente en el primer mes de la nueva Asamblea Nacional es la propuesta y aprobación, en primera discusión, de la ley que otorga la propiedad de las viviendas a quienes han sido solo adjudicatarios o beneficiarios, en el programa Gran Misión Vivienda Venezuela.Y el régimen se opone a que se otorgue la propiedad de esas viviendas. Increíble. Nada habrá más justo que otorgar ese beneficio a quienes desean su vivienda propia. Pensé que el régimen iba a agradecer y apoyar esa propuesta, pues a quien beneficiaría más, políticamente, es al gobierno. Nadie discute la bondad del programa Gran Misión Vivienda Venezuela. Debe tener fallas, se dice que las viviendas no son de buena calidad, pero como idea es excelente. Es cuestión de perfeccionarlo donde sea necesario.
No es la primera vez que se haya puesto en práctica un programa de esta naturaleza.Existió el Banco Obrero, fundado el 30 de junio de 1928, que construyó miles de viviendas para personas de escasos recursos. El Banco Obrero devino en el Instituto Nacional de la Vivienda (Inavi). Existió Fondur (Fondo de desarrollo Urbano) y hubo préstamos subsidiados o baratos para ayudar a nuestra clase media y a la clase más necesitada a adquirir vivienda para sus familias. Y existió el programa de las viviendas rurales que otorgó mucho beneficio a las familias del campo. En todos esos programas los gobiernos tenían como objetivo otorgar la propiedad de las viviendas a quienes optaran por ellas. Un elemento importantísimo para la protección del núcleo familiar, se pensó siempre y hoy lo exige nuestro texto constitucional, es facilitar la adquisición de vivienda a la familia venezolana. La actual adjudicación de una vivienda que se hace desde la GMVV, sin que se sepa bajo qué criterio, no es un acto de justicia social capaz de generar un efecto multiplicador de bienestar.Sí lo sería, si esa adjudicación fuera con el título de propiedad de la vivienda.Al final del artículo 82 la Carta Magna dice: ”El Estado dará prioridad a las familias y garantizará los medios para que éstas, y especialmente las de escasos recursos, puedan acceder a las políticas sociales y al crédito para la construcción, adquisición o ampliación de viviendas”.
