Decenas de educadores que compitieron junto con Christa McAuliffe para convertirse en el primer maestro en llegar al espacio, se reunieron el jueves para recordar a los siete astronautas que murieron a bordo del Challenger hace 30 años.
Muchos de los maestros ahora están retirados, tienen canas, algunos cojean. Sin embargo, aún creen firmemente en lo que McAuliffe esperaba lograr a bordo del Challenger antes de la catástrofe durante el despegue el 28 de enero de 1986.
Casi 40 de los 113 semifinalistas para el viaje «maestro en el espacio» llegaron a Cabo Cañaveral para el aniversario, la mayor reunión de un homenaje de NASA de este tipo.
En total se reunieron cerca de 400 personas entre los que había familiares de todos los astronautas que han muerto en tragedias de naves espaciales de la NASA: el Challenger; la caída catastrófica de Columbia el 1 de febrero de 2003; y el incendio del Apollo 1 el 27 de enero de 1967.
El hijo de McAuliffe, de 39 años, participó en la ceremonia. Dijo que tener a sus dos hijos ahí con él, de 6 y 8 años, lo hacía más fácil. Es hora, dijo, de que sus hijos vean y aprendan de primera mano sobre los astronautas y el programa espacial.
Steven McAuliffe, un juez federal en Concord, New Hampshire, aún se resiste a dar entrevistas sobre su fallecida esposa Christa, quien estaba preparada para convertirse en la primera maestra en el espacio. Pero señaló en una declaración que aunque habían pasado 30 años, el «Challenger siempre será un incidente que recién acaba de ocurrir. Nuestros pensamientos y recuerdos de Christa siempre serán frescos y reconfortantes».
Además de Christa McAuliffe, murieron en el Challenger Dick Scobee, Michael Smith, Judith Resnik, Ronald McNair, Ellison Onizuka y Gregory Jarvis.