Desde mi cátedra – Un nobel al periodismo

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La distinción del Premio Nobel de Literatura 2015 recayó en la escritora y periodista bielorrusa Svetlana Alexievich, merecedora del galardón por “su escritura polifónica, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestros tiempos”, según criterio de la Academia Sueca.

Gran parte de la obra de Alexievich es catalogada como reportajes literarios, con una prosa realista y exquisita. Su actividad periodística data de los años ’70, como parte de su profesión universitaria. Esta dama refleja en su obra la acción nefasta de los totalitarismos, defendiendo a las sociedades con la única arma que suele utilizar el periodista en su labor, que no es otra que la palabra.

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Por medio de ella obtuvo el premio más prestigioso para un escritor, y hoy que este digno oficio es tan atacado, vulnerado y perseguido por regímenes totalitarios o de poco talante democrático, este valioso reconocimiento bien puede extenderse al periodismo en general, por su actividad de informar y comunicarse con el mundo a través de los medios, que lo convierte en el arte de expresarse por medio de la palabra y así darle una connotación literaria.

Razón más que válida para hacer la analogía porque para el periodista la palabra tiene singular significación, a través de ella se concretan los hechos, acciones y manifestaciones, configuramos las ideas y el pensamiento con el que nos expresamos.

La palabra es el don por excelencia que poseemos, como privilegio y herramienta para transmitir nuestras máximas y reflexiones e informar y dar a conocer la sapiencia acumulada en aras de enseñar a los demás lo ignorado o desconocido, La palabra diseña la representación real con la que el periodista o comunicador social ilustra y sirve con sus opiniones y análisis al colectivo.

El periodismo desde tiempos inmemorables ha sido factor necesario en el desarrollo de la sociedad, que ávida siempre de fortalecer su espíritu e ilustrarse en conocimientos ha requerido del fruto que proporciona el escribir e informar como vía expedita para dar a conocer el acontecer y evolución de la humanidad.

El ejercicio del periodismo es también un magisterio, en el que el periodista se convierte en apóstol de la cultura, porque es el que viene y trae en su mente y conciencia, en sus manos, la verdad de lo que sucede a nuestro alrededor; a dicho magisterio le proclamamos y definimos como ejemplar, moralizante y ético; ganarse la credibilidad por la información veraz de su labor es un deber insoslayable. El periodista ha trascendido en la sociedad contemporánea como un profesional a la altura de cualesquiera otra profesión tradicional, y entre sus loables tareas está las de formar y orientar una pedagógica matriz de opinión, en resumen poner su conocimiento, serenidad y visión futurista al servicio de la misión social. Razones por lo que se ha premiado con el Nobel a la Alexievich, y con ella al Periodismo.

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