La recuperación de Agroisleña, empresa confiscada por el Gobierno en octubre de 2010, mediante el Decreto N° 7.700, publicado en la Gaceta Oficial N°. 39.523, requiere de un plazo entre 3 y 5 años y una inversión cercana a los US$ 3.500 millones, de acuerdo con las estimaciones dadas a conocer por el Ing. Claudio Motolongo, ex directivo de esa institución vital para la agricultura venezolana.
Motolongo, quien estuvo presente durante el foro organizado por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice Libertad),“De Agroisleña a Agropatria”, dijo no está autorizado para hablar, pero advirtió que “ ya está bueno de estar callado, el temor no nos ha llevado a nada y pienso que Venezuela debe entender que hay personas jóvenes que queremos seguir trabajando”.
-Creo que la misión que tengo es la de impulsar la agricultura, junto con el cambio de conciencia del agricultor y de toda Venezuela, el despertar de esa conciencia tiene que ser básica-,afirmó.
Reveló que la empresa la quebró de manera inmediata, el pasivo laboral, ya que de fue manejada siempre entre 1.200 y 1700 trabajadores y al ser estatizada pasó a 7.000 trabajadores, aumentando la nómina en más del 70%, ya que es insostenible el pasivo laboral en este momento.
Advierte que nunca se les pagó por los activos de la empresa, como lo establece la Ley de Expropiaciones, tampoco se definió la figura utilizada para la expropiación, existiendo un vacío jurídico que impide que se puedan volver a llamar Agroisleña, habrá que crear una empresa mixta, habrá que cambiar la Ley de Empresas Mixtas en el país, ya que nadie va a poner la mayor parte del capital para manejar un 40% de la empresa.
Explicó que debido a la necesidad de atender a más de 14.000 productores a nivel nacional, empezaron a construir silos hasta tener una capacidad de 1 millón 400 mil toneladas, distribuidas en todo el territorio nacional, lo que representa un 50% de la capacidad nacional de almacenamiento de cereales en Venezuela o ensilaje, lo que garantizaba seis meses de almacenaje sin necesidad de tener que importar absolutamente nada, indicando que lamentablemente esos silos están vacíos.