Este 24 de enero se cumplen cien años del nacimiento del Dr. Rafael Caldera Rodríguez, figura de primera plana en los anales de la política venezolana desde que irrumpió en ella, gestión que coronó al fundar el 13 de enero de 1946, el Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei), concebido como movimiento “con ideas cristianas y bases populares”, que luego evolucionaría hasta abrazar o adherirse a la corriente mundial del Socialismo Cristiano o Democracia Cristiana, cimentada principalmente en la Doctrina social de la Iglesia católica.
Esta organización partidista, aún existente, jugó gran papel protagónico en la política nacional, junto a Acción Democrática (AD) y a Unión Republicana Democrática (URD).
Doctor en ciencias políticas, profesor universitario y brillante parlamentario, magnífico orador, intelectual de aquilatados conocimientos, ductor y fraguador de juventudes desde los estrados universitarios. Fue Rafael Caldera uno de los forjadores de la Democracia venezolana -que hoy tratamos de rescatar- junto a Rómulo Betancourt y a Jóvito Villalba, quienes mediante el acuerdo o Pacto de Punto Fijo lograron durante 40 años sembrar el pensamiento democrático con el fin de consolidar ese sistema de gobierno, y enrumbar así al país, por una senda de progreso.
Su gran vocación de poder aunada a su perseverancia, voluntad y capacidad intelectual lo encumbraron en dos oportunidades a la presidencia de la República. Durante su primera gestión (1969-1974) su principal logro político fue la pacificación del país, al conseguir la incorporación de los guerrilleros en lucha armada, a la vida democrática. El balance económico de esta gestión arroja resultados de progreso y bonanza en todos los aspectos.
En el ámbito económico -tema de vigente actualidad- la inflación alcanzó en este quinquenio apenas el 14%, arrojando un superávit en el año 1973 que permitió revaluar el bolívar de 4,50 a 4,30 por dólar. Logró la reversión petrolera, y la nacionalización del gas, aumentando la participación fiscal de 3,93 a 34,63 Bs. Por barril. En síntesis, fue una gestión donde los números confirmaron la probidad del equipo gestor. En tal sentido, al asumir el gobierno, Carlos Andrés Pérez expresó: Recibo la Presidencia de las manos limpias de Caldera.
Fue un acto de suma audacia -a mi parecer- dado a su avanzada edad, haber asumido por segunda vez la presidencia (1994-1999), correspondiéndole ab-initio, afrontar el estrepitoso derrumbe del sistema financiero, debiendo recurrir a medidas económicas muy duras hasta llegar a decretar el estado de emergencia entre cuyas premisas estuvo el control de cambio.
Pese a todos los avatares en ambas gestiones, es preciso concluir que dio cumplimiento a lo manifestado cuando asumió segunda gestión: pueden tener la seguridad de que en mis manos no se perderá la república. Respecto al sobreseimiento de la causa judicial contra Chávez, expresó en entrevista con César Miguel Rondón que ello fue una decisión tomada con todos los participantes en los alzamientos del 4 de Febrero y del 27 de Noviembre y que cuando él asumió la presidencia ya estaban en libertad casi todos los participantes en la acción. Hubiera sido contrario a todas las normas jurídicas –dijo- haberles sobreseído el juicio a todos los demás manteniendo a Chávez en la cárcel por temor de que pudiera llegar a ser presidente. Temor que nadie compartía en ese momento… Dilema: ¿Magnanimidad?, ¿imprevisión?, ¿proceso histórico ineludible?
Rafael García Hernández