Es propicia la ocasión cuando celebra el Día del Educador, para plantear lo siguiente. Desde que Lucifer se rebeló en el cielo contra la norma educativa que Dios estableció, apareció una confrontación en el sistema para educar a la criatura. Se desarrolló el Gran Conflicto Cósmico entre el bien y el mal. Entre Cristo y Satanás. Y a pesar que en este mundo las filosofías, las ideologías y los “ismos” definen esta confrontación de diversas formas, al final todo se resume en el dominio que la norma educativa del maligno quiere imponer vs el plan de Salvación que Dios ofrece a la humanidad.
Está claro el criterio que connotados intelectuales manejan en cuanto a la libertad que tiene el hombre de educarse con todos los adelantos de la ciencia y la tecnología. El derecho de investigar, conocer, crear y desarrollar la inteligencia humana. Pero los resultados nos muestran que todos esos argumentos apuntan hacia un claro destino: la destrucción del hombre por el hombre. Muy distinto es el ideal de Dios para el hombre, lo cual está muy claro en su “Pensum de Estudio” contenido en las sagradas escrituras.
¿Es acaso una mentira, que cada minuto estamos siendo bombardeados por mensajes que intentan vendernos un sistema de valores, que con frecuencia contradice nuestras creencias básicas? ¡No! El cine, la TV, las novelas y hasta las comiquitas. Esa avalancha publicitaria entroniza en la mente estereotipos que a menudo llevan a perdición a muchos. La prensa, la radio y la Internet no descansan en promover personajes que la juventud y los “maduros” tienden a imitar y anhelan ser como ellos. Todas son herramientas de proyección masiva que contribuyen al modelaje conductual. Son educadores de una moral disoluta. A la larga, socavan el crecimiento moral, ético y espiritual de la sociedad y la familia.
La educación que Lucifer fundó en el mismo cielo, basada en el pecado y que se difundió a lo largo de toda la historia del hombre, ha calado hondamente en la mente del ser pensante dando como resultados que la sociedad ha “permisado” lo ilícito. Esta educación choca frontalmente con la educación que Dios y su Evangelio ofrece a la humanidad. Una educación que es obviamente superior, pero que ha sido desvalorizada por los instrumentos humanos que trabajan a favor del enemigo de la Salvación, para que el hombre se pierda irremediablemente.
La educación verdadera, la superior, debe ir por encima de lo convencional, de lo normal. A pesar de que un alumno obtenga la nominación suma cum laude, nunca será verdaderamente completa sino lleva el ingrediente principal presentado por el mismo Dios en su palabra. Debemos estar muy claros en lo siguiente. Cristo no niega la posibilidad de crecer intelectualmente y tener una vida de abundancia, pero aclara. “Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde?”Luc.9:25. “Oímos hablar mucho de educación en el sentido en que el mundo considera este asunto. Pero los que no conocen la educación superior, tal como fue enseñada y ejemplificada en la vida de Cristo, ignoran lo que es. La educción superior implica conformidad con el plan de salvación. Implica la experiencia de contemplar diariamente a Jesús y de colaborar con Cristo para la salvación de los que perecen” Libro Cada día con Dios. Elena de White. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante!
[email protected]. William Amaro Gutiérrez
