El Estado es uno solo. Los poderes para conducirlo son varios. Desde la entrada en vigencia de la Constitución Nacional de 1999, en Venezuela son cinco los poderes. Siempre fueron tres. Era la tradicional división de los poderes de Montesquieu. Creo que fue innecesaria esa suma de dos poderes nuevos. Esos poderes, tres o cinco, son autónomos, independientes uno del otro. Se hacen contrapeso entre ellos. El Poder Legislativo es el que legisla, controla, vigila y fiscaliza a los otros poderes y llegado el caso destituye magistrados y al Poder Moral. Con la independencia y autonomía de los poderes, se busca el control de uno sobre otro. Con la división de los poderes se busca el equilibrio de poderes, el equilibrio institucional.
Los tres o los cinco poderes o los que haya, en manos de una sola persona o de un mismo grupo, se crea una dictadura, aunque algunos de esos poderes tengan su origen en el voto popular. Mucho se ha hablado en Venezuela, en los últimos 17 años de la hegemonía en el ejercicio del poder, es decir, de todos los poderes en manos de un mismo grupo. Indudablemente, eso estotalitarismo y es contrario a la pluralidad democrática. Lo trascendente del resultado electoral del seis de diciembre pasado, es el regreso a la pluralidad de opiniones, el respeto de las minorías y la apertura ideológica en el seno de la nueva Asamblea Nacional a todas las corrientes del pensamiento. Parece que el régimen actual no ha entendido este llamado que hizo el pueblo el 6D. Léase bien, la hizo el pueblo venezolano. La actual conformación de la Asamblea Nacional es producto del ejercicio democrático del pueblo venezolano. No es imposición de nadie, es la voluntad soberana del pueblo venezolano.
Impugnar diputados, decretar, a través de un TSJ servil e ilegal, medidas cautelares inconstitucionales e ilegales, entorpecer el trabajo parlamentario, desconocer la legitimidad absoluta de la nueva Asamblea Nacional, acusar de un supuesto desacato a la directiva de la Asamblea Nacional, amenazarla con no proveer de los recursos necesarios para su funcionamiento, no acudir a la obligatoria presentación de la memoria y cuenta que anualmente le corresponde al Presidente de la República, y muchísimas cosas más, reflejan el rompecabezas que la Unidad Democrática debe armar en la institucionalidad venezolana y en especial en la nueva Asamblea Nacional para el correcto funcionamiento de los poderes públicos. No olvide el régimen madurista que el ente legislador es la Asamblea Nacional, que quien controla al Ejecutivo Nacional es el Poder Legislativo, que ante quien debe rendir cuenta es anta la Asamblea Nacional. El régimen perdió el control de la Asamblea Nacional y no lo acepta por su falta de talante democrático.
Vienen momentos difíciles si el Ejecutivo Nacional no rectifica y acepta acuerdos con quienes lo adversan que hoy son mayoría en la Asamblea Nacional. Prioridad para la gobernabilidad en Venezuela, armar el rompecabezas institucional.