Messi logró en Zúrich el Balón de Oro-2015, el quinto en su carrera, algo poco imaginable hace doce meses, cuando su club, el Barcelona, atravesaba una crisis, antes de remontar en la segunda mitad del curso y ganar cinco trofeos liderado por la ‘Pulga’.
Pero algo ocurrió hace un año, en la gala del Balón de Oro-2014. Al recoger el premio al mejor jugador, el portugués Cristinao Ronaldo lanzó un desafío a su gran rival: “Quiero alcanzar tus cuatro Balones de Oro».
Embriagado por la emoción de su tercer galardón y por el Mundial de Clubes que acababa de conquistar, el delantero del Real Madrid, gran rival de Messi en la última década, no podía aventurar que lo que estaba provocando era el despertar de una bestia. El argentino aceptó el reto y en 2015 renació cual Ave Fénix para cumplir una de sus mejores temporadas como profesional.
En esta misma época, hace un año, Messi atravesaba un periodo de dudas: sentado en el banquillo en Anoeta en la derrota del Barcelona ante la Real Sociedad, el ’10’ se ausentó sin explicación convincente del tradicional entrenamiento a puerta abierta del periodo navideño, dando pábulo a todo tipo de especulaciones en la prensa sobre su enfrentamiento con Luis Enrique, el técnico que también estaba muy cuestionado por los malos resultados, que llevaron incluso al club a despedir al entonces director técnico y a convocar elecciones a la presidencia.
Sin embargo, aquellas palabras de Cristiano en la gala del Balón de Oro cambiaron el destino y Messi se dedicó a lo que mejor sabe hacer: jugar a fútbol y marcar goles.
El Barcelona comenzó a ganar y al final de temporada llegaron títulos que parecían imposibles meses antes: la Copa del Rey, la Liga española y para coronar una gran temporada, la Champions.
Además de los títulos con su club y del subcampeonato en la Copa América con Argentina, Messi contribuyó a los éxitos del Barcelona con 43 goles en 38 partidos de campeonato, además de 18 pases de gol y acabó máximo anotador de la Champions (con 10 goles, empatado con CR7 y Neymar).