La baja producción en diversos rubros en Venezuela afecta también al sector automotor. Hasta seis meses pueden pasar para que el propietario de una unidad de colectivos por puesto pueda conseguir una batería, un caucho o una bomba de gasolina.
Unas 350 mil unidades de por puesto y extraurbana están paralizadas actualmente en el país por falta de algún accesorio mecánico.
Mientras no se consigue el repuesto el propietario no tiene otra opción que parar su carro y dejar de producir, no solo su familia se ve afectada, sino también la de un segundo conductor y la del colector.
“Las expectativas en el sector transporte son negativas. No hay cauchos, ni ningún tipo de repuestos. Tengo tres meses con un autobús parado por una punta de eje que no logro conseguir.
“Pero si para los Yutong no hay cauchos, qué esperanza queda para los demás”, comenta Erick Zuleta, presidente de la Federación Nacional de Transporte y del Sindicato Automotor del estado Lara.
“Ayer logré comprar un repuesto que hace unos meses costaba 2 mil bolívares y ahorita la compré en 90 mil, eso pasa con todos los repuestos. Los costos se incrementaron en un 600%, solo un caucho cuesta 250 mil bolívares en la calle, en las proveedurías del Gobierno vale 30 mil, un monto más accesible, pero que igual es alto, pero lo peor es que en esas proveeduría tampoco se consiguen”.
Luego de más de un año en la situación expresa que ha llegado a la conclusión de que el gobierno quiere acabar con el sistema de transporte público.
“Nada más en Lara hay 7.800 unidades y de esa cifra unas 3.900 están paradas por falta de repuestos, eso representa el 50% de todos los vehículos, pero lo más alarmante es que son 15 mil familias que dependen de este rubro en Lara. A ellos el sustento no les está llegando a sus hogares, pero eso parece no importarle al Gobierno”.
Detalla que a nivel nacional existen 750 mil unidades, de las cuales aseguró que el 50% está inoperante por la falta de repuestos.
“Son 350 mil carros y si lo multiplicamos por los tres trabajadores que dependen de cada busetas serían 750 mil familias que están en riesgo económico”.
Bajas tarifas
Comenta que la tarifa urbana en todo el país está entre 20 bolívares y 30 bolívares, precio que considera insuficiente. “Un caramelo cuesta 40 bolívares imagínate tú, eso no es nada cuanto tienes que comprar un caucho que de lejos supera los 100 mil bolívares”.
Cree que no se trata de que el pasaje se vuelva impagable para el usuario, pero está convencido de que tiene que incrementarse porque tiene que ver con la situación del país.
“Hoy el país está totalmente dolarizado, todo lo que tu pagas lo pagas a precio de dólar paralelo, lo único que no se rige a dólar paralelo son los salarios de los trabajadores, que representan el 80% de la población, y las tarifas del transporte.
La gente se queja de que le suben el pasaje, pero más allá de pedir que no le incrementen la tarifa lo que tienen que exigir es que le sinceren sus salarios y los ajusten a la realidad del país”.
“No es posible que un trabajador gane 9 mil bolívares y un pantalón cueste 20 mil bolívares, unos zapatos 40 ó 50 mil bolívares o un kilo de queso 1.400. Eso quiere decir que para comprar un par de zapatos el trabajador debe esperar a salir de vacaciones y gastarse todo el bono vacacional para comprarlo; si hace eso los demás gastos en la casa no lo podría cubrir, es totalmente injusto y lo mismo pasa con el pasaje”.
Modelo fracasado
Asegura que según los estándares internacionales la tarifa del transporte en Venezuela debería estar en 1.000 bolívares por puesto porque está establecida en 1 dólar con 30 centavos.
“Eso es el equivalente a 1.200 bolívares aproximadamente y es lo justo, tenemos que sincerar la tarifa pero para que eso ocurra se debe sincerar los ingresos de los trabajadores para que puedan pagar no solo el transporte sino también los alimentos, la ropa, calzado, medicinas y servicios; porque todo está inalcanzables”.
Piensa que el Gobierno tiene que entender que el modelo económico que instauró fracasó, que sirvió para llevar a Venezuela al foso, creando miseria en todas las clases sociales, especialmente las de más bajo recurso.
“La realidad es que cuando se para una unidad se deja de producir y quienes han llevado la peor parte son los extraurbanos porque el 70% de los buscama, que son las unidades más cómodas para viajar largas distancias, están inoperantes.
La realidad es que las proveedurías no sirven, no satisfacen la demanda, nosotros dejamos de hacer viajes privados a las playas, para cuidar los cauchos porque la situación está muy difícil. El gobierno no tiene capacidad para responder a las demandas de los transportistas, pero a eso hay que sumarle los vehículos de los entes gubernamentales y las mafias chavistas a quienes les apartan los cauchos y repuesto para uso particular”.
“Cuando el presidente Nicolás Maduro dice que le va a quitar los vehículo al pueblo que no votó por él me da risa, primero porque no debe hacerlo pues son recursos del Estado y segundo porque esos carros solamente se le entregaron a los integrantes de las UBCH y a grupos de boliburgueses, hasta a Roque Valero le entregaron un taxi, tú crees que el señor Valero va a salir a la calle a taxiar. A los transportistas no le entregaron ni el 1% de esos 2 mil vehículos de los cuales ellos hablan”.
Recuerda que en agosto de 2015 el ministro aseguró que bajarían 350 millones de dólares para repuesto, pero estos nunca llegaron.
“El entonces presidente del Banco Central de Venezuela Nelson Merentes se comprometió con esta oferta, pero nunca cumplió. Lo mejor sería que esta millonada se invirtiera en producir repuestos en el país y no en importarlos”.
Zuleta dice que para 2016 por mucho optimismo que se tenga las expectativas de los conductores se han desvanecido igual que la producción venezolana y el valor del bolívar fuerte que alguna vez fue la cuarta moneda más poderosa del mundo.
Mejores políticas sin respuesta
Giovanny Peroza, secretario general del Sindicato Automotor del estado Lara, coincide con Zuleta en que las expectativas para el transporte no son muy alentadoras.
“La situación está difícil no se consiguen los cauchos, baterías ni ningún tipo de repuestos y eso ha ido mermando la calidad de nuestras unidades, el servicio al usuario y por supuesto nuestros ingresos”.
Agrega que el 70% de las unidades urbana y extraurbanas está colapsado y el 50% está paralizado por falta de repuestos.
“Lo peor es que no se trata solo de los repuestos básicos sino también aquellos de mayor costos como los parabrisas. Estamos colapsando”.
Sobre el precio actual de las tarifas expresa que actualmente están en el lapso de tres meses en el que el Ministerio de Transporte Terrestre analiza el panorama para luego en el mes de marzo ofrecer una propuesta de incremento.
“En estos tres meses estamos esperando a ver qué política va a adoptar el ministerio para determinar el alza del pasaje. Vamos a tratar de aguantar hasta donde podamos para sentarnos a conversar y ver cuál es la propuesta de ellos y nosotros también plantear nuestras inquietudes”.
Cree que es necesario que el gobierno sea más eficiente en las políticas públicas del transporte, porque las proveedurías no han solucionado el problema de la escasez de repuesto sino que a partir de la creación de éstas el desabastecimiento en el sector se ha incrementado.
“Esperamos mejores políticas para poder trabajar de la mejor manera y prestar un mejor servicio cada día. La idea es que tengamos garantizados los repuestos para salir a diario a la calle. Este es nuestro modo de producir y es necesario que tengamos las garantías básicas para cumplir porque también se trata de prestar un servicio público.