La Unidad de Diálisis del Hospital Central Universitario Antonio María Pineda ha sido noticia las últimas semanas, pues el desbordamiento de aguas negras que ocurre en el lugar permanece afectando tanto al personal médico como a los pacientes, quienes son los más perjudicados al no recibir su tratamiento.
Diariamente son atendidos 18 pacientes quienes ameritan la diálisis, además de otros tantos a quienes se le colocan catéteres. Estas personas cuentan con un régimen estricto para su atención, pues este proceso médico es vital para los pacientes renales, por lo cual no recibirlo trae diferentes consecuencias.
Fatal podría ser el desenlace para aquellos que dejan de dializarse durante los días en que se desbordan las aguas servidas provenientes de servicios de pisos superiores, tal como sala de parto. Con bombonas de oxígeno llegan algunos pacientes, siendo esto el resultado de obtener la debida atención.
Sin embargo esta situación no es lo único que empaña al servicio, el cual labora en un área sin las condiciones apropiadas. Que las aguas negras desemboquen en la Unidad de Diálisis provoca una mayor contaminación en el lugar. Quienes laboran en el mismo aseguran que existen ciertos parámetros para evaluar si el lugar es apto para brindar la atención que se ofrece.
Expuestos a infecciones están quienes se dializan o se les coloca un catéter. En Nefrología no hay un lugar destinado para realizar el lavado necesario antes de realizar cualquiera de estos procesos, por lo cual no se tiene la limpieza que se amerita. El servicio improvisado no cuenta con aires acondicionados que eviten una mayor proliferación de bacterias, por lo que los pacientes están más propensos a contraer alguna infección.
Solo seis máquinas se encuentran funcionando. Con el transcurrir de los años se han dañado por no tener el mantenimiento adecuado, el cual depende del Ministerio del Poder Popular para la Salud, afirmó el personal del área.
Por nueve años han esperado ser trasladados a lo que realmente es el Servicio de Nefrología, el cual está en remodelación en el cuarto piso del Hcuamp, siendo catalogado como una “falsa promesa” para los pacientes renales, estos afirman que durante años han jugado con sus esperanzas al anunciar que será reinaugurado próximamente y no ser así. Con temor permanecen las personas que deben recibir tratamiento en tal servicio, pues a simple vista se aprecian las malas condiciones que presenta.
