2016 se ha convertido en uno de los años más importantes de la historia contemporánea. Un verdadero reto para eso que llaman el alto gobierno de la revolución y también para la nueva Asamblea Nacional con dos terceras partes de la alternativa democrática y un grupo de sobrevivientes del desastre de los últimos tres quinquenios.
Con relación a los primeros, la responsabilidad es enorme. Recuperar la legalidad, hacer respetar el ordenamiento constitucional y legal mediante el ejercicio pleno de las funciones legislativas, de fiscalización y control no será cosa fácil, pero perfectamente posible. El próximo 5E se convierte en una nueva fecha importante de la historia contemporánea. La esperanza de una nación harta e indignada espera que se concreten las altas expectativas existentes. No tengo dudas al respecto, pero necesitamos la certeza de que las ambiciones e intereses personales o de grupo, será puestos de lado para atender los retos impuestos por la votación. Venezuela entera confía y está dispuesta a colaborar en cuanto sea necesario para responder exitosamente a las obligaciones del cambio.
Las preocupaciones caminan en otra dirección cuando observamos la conducta de las cabezas del régimen. Me refiero a la dupla Maduro-Cabello y a algunos otros corifeos y apóstoles de la fallida revolución chavista. Es muy difícil inventariar en estas cortas líneas los disparates declarados. También algunos en proceso de ejecución para “blindar” el proceso y retener todo el poder acumulado hasta ahora. A pesar de haber reconocido los resultados electorales del pasado 6D, no han tenido la gallardía, ni la voluntad, de asumir las consecuencias de este monumental voto de censura que el pueblo les ha dado. Ni una palabra, ni un gesto, que indiquen propósito de enmienda o voluntad de cambiar y adecuarse a las exigencias populares. Todo lo contrario. Nueves y graves violaciones a la Constitución y amenazas para reducir o impedir el pleno ejercicio de la nueva Asamblea.
Estos tipos han podido hacer un mínimo gesto de decencia y cordura, liberando a todos los presos políticos, invitando a exilados y asilados a regresar al país, liquidando el lamentable proceso de penalización criminal de la política opositora y de la libertad de expresión de personas y medios de comunicación. Todo lo contrario. Lo malo para ellos es que esa actitud se revierte en su contra. Muestra sus miserias en un tamaño impresionante.
Desde esta modesta tribuna un saludo a los presos, exilados, perseguidos, enjuiciados al margen del derecho y a todos los acosados por el régimen. Especialmente a quienes fueron mis compañeros de prisión en el Helicoide, sin excluir a nadie, ni a los de las otras cárceles de la infamia.
@osalpaz