Con seguridad la mayoría de mis apreciados lectores en alguna ocasión han pasado por la desagradable situación que le faltare el oxígeno. Tal vez por un ataque de asma, sofocados en algún incendio, bajo el agua o por alguna otra razón accidental o de inseguridad ciudadana. Seguro sabrán de la necesidad de buscar con desesperación esa bocanada de oxigeno. Y cuando la consiguen, la tranquilidad vuelve como bálsamo milagroso que trae una paz y una tranquilidad muy especial. Eso fue precisamente lo que sucedió este 6 de diciembre en este país. La verdad, aunque he repetido hasta la saciedad que no me gusta tocar el tema político, es que la sensación que está sintiendo la mayoría del venezolano, tanto los pro como los contra, es esa bocanada de oxígeno que estábamos necesitando.
Lo maravilloso de este evento electoral es que pudimos comprobar que la mente y el corazón de la inmensa mayoría de los venezolanos. Los de a pie. Los que sufren las penalidades de la ambición política venga del partido que sea, fue permeable a la influencia del Espíritu Santo y mantuvo la cordura, el equilibrio y la paciencia por el bien de sí mismo y de sus amados. Soportaron estoicamente ese proceso de ahogamiento paulatino, venido de gobiernos con sus malas políticas, sus incapacidades, la corrupción y la falta de justicia social que les caracteriza. Y todas estas capacidades del pueblo son, sin que me quede ninguna duda, los “frutos del Espíritu” dados por nuestro Creador prometidos en su Palabra.
Y esa debe ser nuestra actitud siempre. Poder disponer nuestro carácter para que Dios nos ayude a vivir en un mundo que no tiene remedio, por cuanto el hombre y esto incluye a quienes están en preeminencia, han sido tomados por la plaga del pecado que hace que sus pensamientos sean de continuo hacia el mal.. “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”Gen.6:5. Sin embargo, nos insta a ser de un mismo sentir que nuestro Señor Jesucristo. «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos» Mat. 5: 44, 45. Claro, esta recomendación es exclusiva para aquellos que se dicen cristianos.
Dios solo quiere que vivamos en paz con nosotros mismo y con quienes nos rodean, para dar testimonios que somos sus hijos y así, abrirle la puerta de la Salvación a nuestros semejantes. EL es el único que garantiza podamos vivir con oxígeno suficiente en todo tiempo. Por ello, utiliza al apóstol Pablo para que nos hable. “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra”. Ti.3:1. Seguro, habrá muchos disidentes a esta recomendación que el mismo Dios nos deja. Y con “poderosos” argumentos la obviarán. Pero, cada quien es dueño de sus propios actos y responsable de sus consecuencias. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.
William Amaro Gutiérrez